Voy a contar hasta…

Hay números con magia. De los que obtienes lo que quieres, sólo con pronunciarlos.

Hoy la cosa vuelve a ir de números, pero esta vez para poneros en situación voy a empezar invitándoos al cine, para que disfrutéis del Atraco a las tres de José Luis López Vázquez. Al que después, y siempre que tengáis ganas, le seguirá el clásico infantil de Los tres cerditos, y una pequeña inmersión en la Santísima Trinidad cristiana de Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Un adelanto, tras el que pondremos sobre la mesa a los tres monos del sintoísmo, que ni ven, ni hablan, ni escuchan, que darán paso a los tres mosqueteros, a sus majestades de Oriente, a Las tres las Gracias de Rubens, y a la tendencia catedralicia de los siglos XV y XVI, que dejó para los anales del arte un buen puñado de trípticos.

También dicen que no hay dos sin tres, y que a la tercera va la vencida, mientras que en juegos de mesa siempre nos retará el del Tres en raya, y en matemáticas la conocidísima regla de tres.

Tres son también los tristes tigres del trabalenguas, y en televisión y en los ’90, con un éxito indiscutible tuvimos el Un Dos Tres de Chicho Ibáñez Serrador. Hay trillizos, tríos, triángulos, triples y tridentes. Y con todo este poderío, nos plantamos a la de tres.

Porque este número en aquello de dar ultimátums se lleva a todos los demás números de calle. Yo no lo supe, hasta el día en el que lo vi poner en práctica por primera vez -Teresa ven… Teresa no te lo voy a repetir… Voy a contar, y a la de tres si no vienes es probable que no te guste lo que va a pasar. Para desdramatizar tengo que decir que lo que iba a pasar era un simple enfado, pero que al empezar con la enumeración y llegando al dos, desapareció como por arte de magia.

Y allí estaba ella, firme como una vara ante mis ojos incrédulos, y con la exactitud de un reloj que en el dos pone tope, porque lo que quiere es que nunca lleguen a darse las 3.

Un momento en el que tú te preguntas ¿por qué?, ¿cómo puede ser que después de todo un histórico de miradas que podrían haberlo convertido todo en piedra, la situación se podría haber resulto con un «voy a contar hasta tres»?

A la evidencia la vamos a ilustrar con emoticono asombrado, y aquello del conejo deslumbrado por las largas, porque es esa la cara con la que te quedas después de tamaña simpleza.

Un remedio universal del que podéis tener documento de audio a partir de las 17:00 horas en cualquier colegio que elijáis. Para comprobarlo sólo tenéis que poner el oído, y veréis como padres y madres enumeran como si no hubiera mañana, mientras los niños obedecen con precisión matemática y siempre a la de dos. Asombroso ¿eh? Pero sólo un apunte y entre nosotros, esto con seguridad tiene fecha de caducidad. Por ahora la desconozco, pero prometo deciros cuándo.



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