Revisando conductas.

Lecciones que se aprenden tras el efecto espejo.

«Los niños son reflejos de los padres» y de otros muchos condicionantes diría yo, porque todos los entornos influyen en las conductas y en el aprendizaje, y no es cuestión de dichos, sino de la vida misma.

Con Teresa cada día me doy cuenta de algo nuevo. Desde cosas que aprende en la guardería, como esas canciones en inglés que aparecen en un desayuno tras una entonación perfecta y un «bye, bye, see yo again» que terminan por formar parte de nuestros repertorios durante los trayectos en coche. O bien algún gesto o alguna expresión concreta made in Disney, porque los personajes de Monstruos S.A., Toy Story, Campanilla, o Frozen, para ella son pura inspiración.

De estos detalles te das cuenta un día, de pronto, sin más. Y aunque generalmente son momentos simpáticos, algunos se presentan más como una advertencia. Os cuento.

Teresa tiene un nutrido grupo de bebés, nenes y nenas, y atención aquí a las denominaciones porque ella es implacable en la corrección, a los que hay que sumar un clan de peluches, del que Mickey es el líder. Juega con ellos, les da la merienda, les cambia los pañales y últimamente… les riñe constantemente, y aquí viene lo de la advertencia, porque sus palabras, el tono, incluso sus ademanes, son los míos, los que yo utilizo para rectificarle o para advertirle que algo no debe hacerlo de una manera determinada.

Y no pasaría nada si fuera de vez en cuando, pero resulta que es todos los días, y el que más recibe es Mickey. Le sienta en una de las estanterías del salón y ahí ella se desahoga gusto, que si «no te has portado bien Miti», que si «hombre ya», que eso no es así «y punto», y a mí tanta autoridad y tanto enfado me ha puesto un poco triste.

Por un lado pienso que ella se está haciendo con el concepto de lo bueno y lo malo, pero tengo la sensación, o más bien la evidencia de que quizás me enfado demasiado a menudo, e igual hay otras formas de hacerle ver que las cosas no son de una manera y sí de otra.

Yo me lo apunto todo y empiezo a ver la forma de corregirlo, porque los espejos son para eso, para verse y si no nos gusta, poder cambiarlo.



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