El oxígeno y la distancia.
Es la primera vez que me separo de Teresa tanto tiempo. Me está sirviendo para pensar sobre todos los cambios de estos dos años.
Camino del año esta es la primera vez que me separo de Teresa durante tanto tiempo. Van a ser seis días, casi una semana, un tiempo que me está sirviendo para tomar distancia, perspectiva y poder pensar sobre todos los cambios de estos dos últimos años.
Ahora el trabajo ocupa un lugar más destacado en mi agenda, la diaria, la semanal. Y ha sido el trabajo el que ha hecho que nos distanciamientos.
En esta casi semana, he hablado con amigos y con amigas y les he confesado lo rara que me siento ante esta situación. Pero ellos, lejos de aumentar esa sensación de falta de protección, me han animado a tomarme estos momentos como un tiempo para el relax, como instantes para reflexionar. Y eso es justo lo que estoy haciendo.
Teresa se ha quedado con su padre y con sus abuelos paternos. Alguna foto y alguna conversación telefónica son las únicas cosas que nos han unido esta última semana. Y la estoy echando de menos, pero lo cierto es que lo llevo mejor de lo que me esperaba.
Y esto es lo que me pasa con todo, siempre tiendo a dramatizar las situaciones. Lo mismo me pasó cuando decidimos llevarla a la guardería. Que no deja de ser una forma de caer en el miedo a lo desconocido, que se pasa en cuanto el momento se hace real.
Así que aquí estoy, en el Madrid que siempre me da tanto, disfrutando del trabajo, de los amigos (porque hay tiempo para todo), de mí, de mis aficiones y de mi pequeña Teresa en la distancia. Llenando de oxígeno todos las parcelas de mi vida, para poder volver con las pilas muy cargadas.
*La imagen, de imgspark.com