Nuestras emociones producen la energía que nos moviliza.

En esta época del año es como si nuestras emociones se encogieran, parece que la apertura que tuvimos en primavera y verano ahora se convierte en recogimiento y sosiego. En ocasiones incluso puede convertirse en melancolía y tristeza, pero no debemos de olvidar que cómo nos sentimos, en un alto porcentaje, es el resultado de cómo interpretamos las cosas que nos suceden.

Las emociones determinan la energía que tenemos para hacer lo que tengamos que hacer ya sea trabajar, descansar, divertirnos, etc. por lo que es muy importante cuidar cómo nos queremos sentir.

Puedes pensar que es fácil decirlo pero difícil hacerlo, que las emociones son las que son y poco podemos hacer para cambiarlas. En verdad no es cierto del todo, la emoción que sentimos es el resultado de en qué nos enfocamos, y de cómo interpretamos eso en lo que nos enfocamos. Pongo el ejemplo de un niño pequeño, llora porque no se le da el juguete que quiere, si en ese momento le das un caramelo su atención se dirige a otra cosa que si le gusta, se olvida del juguete e inmediatamente sonríe. Así de rápido puede cambiar su estado emocional, tan solo cambiando aquello en lo que pone atención.

Cuando tengas una emoción que no deseas tener, que no te aporte la energía que necesitas, piensa en qué estas poniendo el foco de atención, y cámbialo a otra cuestión que si te aporte esa energía emocional que deseas.

No siempre es conveniente estar activo, es muy bueno aprovechar esta época de más frío y lluvia para recogerse y estar en casa haciendo esas cosas que no hacíamos durante primavera y verano precisamente porque estábamos más tiempo fuera en la calle.

Ahora tenemos tiempo para recoger y limpiar todas esas cosas que están por medio en el salón, en la cocina, en el garaje, etc. y que nos agobia ver por todos los lados. La limpieza de elementos en el espacio físico también es limpieza visual para la mente, y nuestras emociones lo agradecerán.

¿Qué cosas vas a comenzar a recoger en casa? haz un plan, no consiste en pensarlo, sino en hacerlo.

Con la oficina nos ocurre lo mismo, emocionalmente trabajaremos mejor si adecuamos el espacio a lo que necesitamos y no a lo que se ha convertido con el paso del tiempo.