Mientras te digas qué eres no descubrirás quién eres.
Lo que te dices crea tu realidad, elige bien las palabras donde has de vivir después.
Muchísimos de nuestros diálogos internos consisten en decirnos que somos, sin escucharnos, sólo hablándonos a nosotros mismos: «eres tonto», «tienes tendencia a las adicciones», «no vales para esto», etc. ¿Qué conseguimos con estas afirmaciones?
Nos embrujamos, son encantamientos como los que hacían las brujas malvadas en los cuentos de hadas, con la diferencia de que aquí la bruja eres tú, y de tanto repetir el embrujo terminas creyéndotelo. Terminas haciendo que sea realidad, ya que en primer lugar lo crees, y como consecuencia actúas como si así fueses, obtienes los resultados del embrujo y esto reafirma lo que tú te decías.
Entre tanto, no estás escuchando a tu cuerpo, escuchando a tu alma, escuchando en silencio quién eres en verdad. Eres mucho más que el resultado de una acción, mucho más que la vida que tienes en este momento, ya sea de pareja, familia o profesional. Eres el soberano de millones de células que tienen como único objetivo y deseo, que estés bien.
En ti está el potencial de lo que puedes hacer y aún no has descubierto. Tienes la capacidad de tomar decisiones y cambiar tu destino, solo con un cambio de postura y de pensamiento puedes llegar a cambiar la química que produce tu cuerpo y con ello tu estado anímico. Para descubrirlo has de querer observarte y encontrar las pruebas que lo muestran, y después si lo deseas, repítete un encantamiento, pero que éste te potencie, no te limite.
Te invito a que observes los embrujos limitadores y negativos que te dices y los cambies por encantamientos que te proporcionen inspiración, motivación y energía.