La vida nos la dieron sin una ruta de viaje.
Si la vida es un viaje, entonces tu destino dependerá de los caminos que decidas recorrer cada día.
Me atrevería a afirmar, que a todos nos gustaría saber qué va a suceder a continuación en nuestra vida, como si fuera una película en la que queremos que nos aseguren que termina bien, que los buenos se salvan y los malos son castigados. Pero la realidad no es así, nadie puede asegurar lo que va a suceder mañana, ni siquiera el tarot, la astrología o cualquier otra técnica, científica o no, puede garantizar un mañana concreto, todo son posibilidades, y con suerte probabilidades. Y esto nos genera un cierto sentimiento de incertidumbre, que en ocasiones puede llegar a paralizarnos.
Pero sí es cierto, que hay algo que puede dirigir nuestro mañana en una dirección o en otra, que puede hacer que sea más probable que sucedan unas cosas a que tengan lugar otras, y este «algo», son las decisiones que tomamos con las circunstancias que nos tocan vivir. Es cierto que no siempre podemos elegir las circunstancias que vivimos, pero lo que siempre, sí, siempre podemos elegir, es cómo interpretamos esos sucesos, y en consecuencia, las decisiones que tomamos a partir de esas interpretaciones.
Hoy estás donde estás, debido a las decisiones que tomaste en tu pasado. Cuando decidiste seguir estudiando aquel examen, aunque te daba mucha pereza hacerlo, cuando decidiste sacarte el carnet de conducir a los 18 años y no esperar más, o cuando decidiste que los 30 ya era buen año para sacártelo, cuando decidiste salir con aquella persona o cuando decidiste que era el momento de dejar de estar juntos, cada una de esas decisiones que hemos tomado en nuestra vida, tanto las grandes como las pequeñas, nos han traído al lugar y circunstancias que ahora vivimos. Y por seguro puedes estar, que mañana será la consecuencia de las decisiones que hoy tomas.
Cada elección que realizamos nos acerca o aleja de futuros posibles, para bien o para mal, el destino no entiende de bien o mal, solo de causas y efectos, de derecha o izquierda, de arriba o abajo, de movimiento o quietud, etc.
Como ya se puede entrever, la importancia de ser conscientes de las decisiones que tomamos y sus consecuencias, es tremendamente alta, ya que dan forma al lugar donde pasaremos nuestro tiempo futuro. No se trata ahora de que nos obsesionemos e incluso paralicemos, ante cada decisión por miedo a las consecuencias de la misma. Sino más bien se trata de que tomemos más decisiones, que las tomemos más rápidamente, de forma consciente por supuesto, de modo que cualquier desviación de nuestra ruta, pueda ser nuevamente corregida con una nueva elección más adecuada. Aprender a elegir mejor, solo se logra tras la experiencia de haberlo hecho durante muchas ocasiones y habiendo observado los resultados, por lo que el camino más rápido a tomar las mejores decisiones para crear un futuro mejor para nosotros, es actuar mucho, actuar rápido y observar constantemente los resultados, para así rápidamente volver a elegir y actuar en consecuencia.
De este modo, cada día será más fácil predecir qué sucederá mañana con total probabilidad, y también será menos traumático que no se cumpla nuestra expectativa, ya que corregiremos la ruta inmediatamente y sabremos que donde hoy no logramos llegar, de un modo u otro, llegaremos pronto.