Dime que siembras y te diré lo que cosecharás.

Cosecharás el resultado de las semillas que hayas plantado y cuidado.

¿Cuántas veces has oído a otras personas pedir al universo más amor, más salud, más dinero, más de algo? y ¿Cuántas veces tú mismo has pedido cosas que no tenías? ¿Cuál es tu experiencia al respecto de la respuesta obtenida? ¿Llamó a la puerta algún mensajero con algo de lo que habías solicitado? ¿Tuviste que salir a buscarlo en alguna tienda y pagar un precio?

Estarás de acuerdo conmigo en que esta situación no es común a todos nosotros, yo mismo he pedido muchas veces que me quitaran cosas que no quería en mi vida, o que me trajeran otras que sí me gustaría que estuvieran en ella. Ahora bien, hay algo cierto en la agricultura que se aplica igualmente a la vida: cosecharás el resultado de las semillas que hayas plantado y cuidado. Y de esta frase, cada palabra tiene una importancia única, analicemos cada una de ellas.

«Cosecharás», serás tú quien tendrás que recoger, no te lo van a traer, tendrás que hacer algo para recolectar los frutos de tu trabajo.

«Resultado», sigue el principio de causa y efecto, todo lo que obtengas será la consecuencia o efecto, de aquello que hayas hecho previamente, o digamos aquello que lo ha causado.
«Semillas», todo tiene un origen, te gustaría recibir más amor en tu vida, amor del bueno, del que no es por interés, pero ¿tú das amor? ¿das amor desinteresadamente, sin esperar nada a cambio? o por el contrario das amor esperando ser correspondido.

«Plantado», nuevamente, serás tú quien tenga que hacer algo con las semillas, no se trata de pedir, se trata de hacer. Muchos queremos tener mejor salud, pero ¿Qué hacemos para que así sea? ¿Cuidamos nuestra alimentación? ¿Cuidamos nuestro cuerpo con ejercicio adecuado? ¿Cuidamos nuestras emociones para que no enfermen a nuestro cuerpo?.

«Cuidado», como seguro que ya sospechabas, no se trata de plantar la semilla y sentarse a la sombra con un refresco, a ver como crece. Hay que regarla con la frecuencia adecuada, ni más frecuencia ni menos. Hay que quitar las malas hierbas o barreras que pueden impedir su crecimiento. Hay que airear la tierra para que recoja los recursos que precisa, y así unas cuantas cosas más.

En definitiva, tienes que participar del proceso de obtener aquello que quieres, desde el comienzo (la petición) hasta el final (la recogida de resultados). No se te dará nada, en lo que no hayas participado. Ahora bien, podrás obtener aquello que tú mismo hayas creado, a veces no se logra en el primer intento, pero con práctica y perseverancia sí se consigue. Y esto es una gran noticia, ya que te da el control de lo que suceda en tu futuro, te permite gestionar de forma más eficiente los resultados, que la alternativa de pedir al cielo y sentarse a esperar a ver si hay suerte, sobre todo porque no suelen llover premios al que no se mueve. Incluso para que te toque la lotería, tienes que salir a comprar el décimo.

Ahora lo tienes fácil:

Decide qué quieres obtener
Busca la semilla que origina ese resultado
Plántala de la mejor forma que puedas
Cuídala entregándole todo el cariño y cuidado que merece
Y sigue trabajando para que pueda crecer lo más sana posible
Solo después podrás disfrutar de los frutos de tu propio esfuerzo. Y eso sí, serán los frutos más sabrosos que podrás degustar jamás.



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