De imposible a inviable hay un gran salto.
Cambia "imposible" por "difícil" y verás como ante ti se abre todo un mundo de posibilidades.
El otro día en un curso de formación que impartía en una empresa, hubo una persona que afirmó que lo que es imposible es imposible, de forma totalmente rotunda, e incluso determinó que imposible e inviable podían tomarse como dos palabras de significado equivalente. Personalmente no puedo estar más en desacuerdo en ambos casos.
Tal y como hablamos durante la sesión de entrenamiento ¿qué es imposible? supongo que todos estamos de acuerdo, aquello que no puede darse, decirse, hacerse, etc. pero a esto yo te pregunto ¿cuándo? porque la cuestión del tiempo es claramente un modificador de lo imposible. Hace 500 años era imposible ir a la luna, hoy en día no solo es un hecho, sino que además se trabaja contrarreloj para hacer turismo espacial. Hace 50 años era imposible llevar un ordenador en el bolsillo, hoy día cualquiera llevamos un teléfono con más capacidad de calculo y memoria que los ordenadores utilizados para lanzar el Apolo 11 al espacio, y así podemos seguir con cientos y miles de cosas que eran imposibles, pero que el tiempo hizo más que reales.
¿Cuántas cosas son hoy imposibles? ¿Por cuánto tiempo van a seguir siendo imposibles? lo desconozco, pero viendo nuestro pasado y nuestro presente, creo que es más acertado decir que imposible son pocas cosas, solo tenemos problemas a los que aún no hemos encontrado soluciones, pero todo será darnos tiempo.
Por otro lado, la palabra inviable, personalmente me resulta menos tajante que imposible, me hace sentir que puede haber alguna posibilidad, aunque ahora no sea viable. Claro está que me refiero a una percepción muy personal, que además fue compartida por otros asistentes al curso. Lo importante en este caso, es el poder de la sutileza en el lenguaje, que puede hacer que pares de buscar soluciones o sencillamente sigas buscando aunque sea en otra dirección. Solo cambiando una palabra, puedes cambiar el significado de una expresión, de lo que se entienda de ella y en consecuencia, de cómo se actúe al respecto.
Vivimos en tiempos de inviables más que de imposibles, y me atrevo a afirmarlo, porque constantemente vemos imposibles que personas con arrojo y creatividad, han convertido en posibles.
Te invito a utilizar «inviable» en cada frase que te sientas tentado a poner «imposible», y aun mejor si utilizas la palabra «difícil» para sustituir a ambas. Podría abrirse un mundo de posibilidades frente a ti ¿por qué no intentarlo?