Desde el Reino de Cordelia: Víctor López-Rúa ilustra al Marqués de Bradomín. Y a Valle-Inclán.

Víctor López-Rúa ilustra la primera edición iluminada de las "Sonatas" de Valle-Inclán, que prologa Luis Alberto de Cuenca.

Era el Marqués de Bradomín un señor extravagante. Una especie de donjuán, feo, católico y sentimental. Sobre todo, un ególatra de libro, impío e irrespetuoso. Nada se le pone por delante al personaje a la hora de satisfacer sus apetitos. No sólo sexuales. La religión, los muertos, el ejército, el clero, las monarquías… Pocos estamentos salen indemnes tras pasar por el tamiz satírico de Valle-Inclán. O del de Bradomín.

Aunque el Marqués de Bradomín es un personaje de ficción, hay quien lo ha considerado como el alter ego del autor. Él mismo lo desmiente y reconoce haberse inspirado en el militar español Carlos Calderón y Vasco. Así lo presenta el gallego, como un aventurero romántico, capitán de Lanceros y guardia noble del Papa. Junto a él nos traslada Valle a un tiempo decimonónico, de ilustres barones, duelos nocturnos y cuitas amorosas con damas de diferente condición.

En cuanto a la estructura, el orden original de las Sonatas no coincide con el cronológico ni con el estacional. Fue la de otoño, la primera que se publicó en 1902. La de invierno, la última en ver la luz allá por 1905. Entre ambas las de estío y primavera. Los paisajes gallegos, mexicanos, italianos y navarros se suceden como escenarios respectivos de cada una de ellas y las correspondientes historias de amor del estrafalario marqués.

Tampoco encaja la trama con los cánones actuales de lo políticamente correcto. Ese señor misógino —siempre he creído que la bondad de las mujeres es todavía más efímera que su hermosura— sería hoy despedazado sin piedad por determinados sectores sociales, más propensos a la literalidad que a la literatura. Igualmente objeto de reprobación serían sus conquistas. Lo mismo le vale una dama virtuosa o una joven monja, que una niña violentada por su padre.

Desde el Reino de Cordelia nos llega la primera edición ilustrada (y en un único volumen) de las cuatro novelas cortas que narran las memorias del Marqués de Bradomín. El pintor gallego, Víctor López-Rúa ha sido el encargado de llevar a cabo tan minucioso trabajo. El artista, conservando su estética y su propio universo onírico, se adentra en el esperpento valleinclanesco, lo desmenuza, lo disecciona para luego traducirlo en bellísimas ilustraciones, tan poéticas como la prosa del escritor.

Las “Sonatas” de Valle, dice Luis Alberto de Cuenca en el prólogo, están hechas para ser leídas en voz alta, como la obra oratoria de Cicerón. Tal es la maestría del lenguaje, el lirismo y la belleza de las palabras que componen la tetralogía.

+

Sonatas. Memorias del Marqués de Bradomín. Primavera. Estío. Otoño. Invierno. Ramón del Valle-Inclán. Ilustraciones de Víctor López-Rúa. Revisición y prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Edita: Reino de Cordelia a partir de la publicada por Ediciones Rivadeneyra, en 1933. ISBN: 978-84-16968-09-1.



Oops

La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

Caín.

Esta es la historia de Caín, un tuerto que quería ser rey de los otros y que, mientras señalaba la oscuridad del mundo, caía en el abismo de la pereza. + ver

Un lujo.

Que no suene el despertador, que entre una brisa fresca por la ventana y mueva ligeramente la cortina, que el olor a café recién hecho inunde la casa, que suene la música, que brille el sol, amanecer... + ver

Esclavas.

Las mujeres, como seres de fantasía de la historia interminable, iban desapareciendo al paso de la nada, eran borradas del mapa y de la historia, era como si nunca hubiesen existido, estaban muertas... pero seguían en pie. Y eran esclavas. + ver

Newsletter

No te pierdas nada, que saber no ocupa lugar.

Salir de la versión móvil