Todo Chaves Nogales en el Asteroide.
Libros del Asteroide reúne por primera vez en una única edición de cinco volúmenes todos los textos literarios y periodísticos firmados por Chaves Nogales.
Manuel Chaves Nogales siempre estuvo aquí. Aunque en la memoria de la mayoría el autor de El maestro Juan Martínez que estaba allí haya sido una sombra sobre una página en blanco, el maestro Chaves Nogales no llegó a marchar del todo. La dictadura tuvo mucho que ver a la hora de soterrar la figura del periodista sevillano. Sin embargo, la precisión de sus letras se filtró a través de la biografía que dedicó al torero Juan Belmonte, obra muy popular durante el franquismo en los ambientes taurinos.
Claro que, antes de todo aquello, durante los meses previos al levantamiento del 36 ya se había granjeado la enemistad de la ultra ortodoxia ideológica de ambos bandos. En efecto, su honestidad e independencia narrativa al margen de cualquier dogma hizo de Chaves Nogales un personaje muy incómodo en una España radicalizada, en pie de guerra.
La minuciosa labor de investigación de la filóloga María Isabel Cintas Guillén, desenterró poco a poco el legado de uno de los más grandes periodistas españoles del siglo XX. Cintas abordó la figura de Chaves Nogales para escribir su tesis doctoral por consejo del catedrático Rogelio Reyes Cano. Hacia finales de los 90, ya había recuperado y documentado gran parte de la obra del sevillano que comenzó a publicarse por la Diputación Provincial de Sevilla y la Fundación Luis Cernuda.
Libros del Asteroide, que reeditó en 2007 El maestro Juan Martínez estaba allí y, meses después, Juan Belmonte matador de toros, ha ido publicando durante estos trece años varios de los textos rescatados por Cintas. El pasado 12 de noviembre presentó a la prensa una exhaustiva recopilación del legado literario de Chaves Nogales.
Coeditada junto a la Diputación de Sevilla, la Obra completa reúne por primera vez en cinco volúmenes los nueve libros y sesenta y ocho artículos inéditos firmados por el periodista y escritor sevillano, desde sus inicios en los periódicos de Sevilla hasta sus últimos trabajos desde Londres para diferentes medios internacionales. Se trata de una compilación cronológica prologada por Antonio Muñoz Molina y Andrés Trapiello quienes destacan el compromiso democrático y la amplia visión europea de Chaves.
Manuel Chaves Nogales nació en Sevilla en 1897. El periodismo y la escritura le venían de serie: su padre era periodista; su tío, también. “Andar y contar es mi oficio”, decía. Lo tuvo tan claro desde joven que pronto se inició en el oficio, primero en su ciudad natal, después en Madrid. Firmó sus primeras colaboraciones en 1915. Poco después publicó dos libros: Narraciones maravillosas y La ciudad.
Como periodista le dio a todo: artículos, crónicas, reportajes, columnas y críticas; entrevistó a todo tipo de personajes, desde marginales como Ramón Casanellas, miembros del gobierno de la II República, artistas y toreros, mandatarios políticos y religiosos —entre ellos Alfonso XIII, el emperador Haile Selassie, Humberto de Saboya, Churchill o el arzobispo de Canterbury—.
La entrevista a Joseph Goebbels le valió el sello de “buscado por la Gestapo”. Pero por encima de todo quiso ser y fue un periodista de calle, curtido sobre el terreno, que narraba con clarividencia y amenidad no sólo lo que veía, sino que analizaba en profundidad la información antes de pasarla a papel. Entre 1929 y 1934 viajó por Europa y Rusia para informar sobre el fascismo italiano, el creciente nacional-socialismo y el totalitarismo comunista, mientras consolidaba su posición como reportero excepcional y director del diario Ahora en España.
Como persona comprometida con la libertad, manifestó su aversión hacia todo tipo de totalitarismos y defendió con ahínco el parlamentarismo y la democracia liberal. Como republicano incorrupto no dudó en proclamarse contrario a “toda esa fauna de pistoleritos flamencos, señoritos comunistas, reaccionarios de rifle y flor de lis, incendiarios profesionales, gente toda -de la derecha y de la izquierda- con un solo designio: hundir el régimen republicano”. Todo ello le impidió decantarse por ninguna formación política concreta, aunque nunca ocultó su afinidad con Manuel Azaña.
“Yo era eso que los sociólogos llaman un pequeñoburgués liberal”, escribe él mismo en el prólogo de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937), la obra que consagró a la barbarie de la Guerra Civil. Vivía entonces en París, tras abandonar definitivamente España en noviembre de 1936, convencido de que nada podía hacer ya para ayudar a su país, salvo hacer la guerra. Allí también escribió La agonía de Francia, fruto de su experiencia durante la ocupación alemana que le obligo a huir de nuevo, esta vez a Londres.
Era 1940. Su familia regresó a España. Él continuó su labor periodística en diarios británicos con la misma honestidad y transparencia tan suyas, tan impecables. Colaboró con la BBC y llegó a firmar su propia columna en el Evening Standard. Podría haber prosperado aún más, pero la muerte le sorprendió en tierras inglesas en 1944. Una peritonitis aguda se lo llevó por delante.
Por fortuna, el inmenso legado de este grande del periodismo —cuya lectura debería ser obligatoria para cualquier aspirante y veterano de la profesión— está ya a nuestro alcance, aunque en realidad siempre estuvo aquí.
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En librerías a partir del 23 de noviembre.
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