Sonríe o muere.

A los protestones del mundo entero: ¡que se os oiga!

A ver, que no es que tenga yo pensado perder la sonrisa ni, muchísimo menos, la vida. Nada más lejos de mi intención. Pero he de reconocer que como todas las modas, la del “pensamiento positivo” por encima de cualquier acontecimiento o situación por duros y difíciles que sean, llega a resultarme cargante. Eso por no decir que encierra cierta tendencia al adoctrinamiento, el adocenamiento y la conformidad. Y acaba por cansarme. Y logra hacerme cuestionar muchas de las premisas que en un principio podía aceptar sin más.

Me explico. O, al menos, lo intento pues no quisiera tampoco transmitir una percepción errónea sobre esta corriente tan aparentemente arraigada en la sociedad actual. No se trata de eso.

Como tampoco se trata de hacer una apología del victimismo, la autocompasión y la negatividad. Tendencias que, además de poco prácticas e insalubres, pueden llegar a ser tan cansinas e irritantes como esa perenne sonrisa bobalicona que parece predicar el positivismo extremo.

Y es precisamente en el término “extremo” donde la carismática periodista y ensayista norteamericana Barbara Ehrenreich encuentra el principal argumento para su demoledora crítica a una corriente cuyo fondo no deja de ser un impulso para superar con éxito esas zancadillas traicioneras que la vida se empeña en ponernos cuando menos lo esperamos, pero que llevado a la exaltación –a ver la botella medio llena cuando se encuentra en el suelo hecha añicos– puede convertirse en una dictadura. Y un peligro.

Una crítica que arranca con la experiencia personal de la autora quien, tras ser diagnosticada de un cáncer de mama, se vio “arrastrada” hacia la cultura del lacito rosa –como ella misma la denomina- mientras lo único que lograba sentir era su propia rabia. A partir de entonces, mediante investigaciones, entrevistas a “gurús” de la disciplina, asistencia a seminarios y conferencias, lecturas, etc., Ehrenreich logra recopilar toda la información necesaria para pasar revista y desmitificar –con grandes dosis de ingenio y un incisivo sentido del humor– esta corriente de pensamiento capaz de vincular el optimismo con toda clase de consecuencias deseables para la salud, el trabajo, los negocios o el dinero.

Pero no vayáis a pensar que Sonríe o muere se limita a la mera crítica. No. También llega a numerosas conclusiones inteligentes e interesantes tales como que no se trata de negar “realidades” como la enfermedad o la pérdida de un trabajo o un determinado estatus social ni de sofocar sentimientos tan humanos como la ira, el  miedo o la vulnerabilidad, que no es cierto que la alternativa al pensamiento positivo sea la desesperanza, sino tratar de salir de uno mismo para ver las cosas “como son”. Que nos enfrentamos a problemas reales y solo podremos afrontarlos si pensamos menos en nosotros mismos y nos ponemos manos a la obra en un mundo real…

Quizá no todo nos salga bien, seguramente no todo salga bien a la primera, pero –si se me permite terminar confesando mi secreto personal de la felicidad– podemos pasarlo muy bien mientras lo intentamos.

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Título: Sonríe o muere
Autora: Barbara Ehrenreich
Traducción: María Sierra
Colección: Noema
Encuadernación: Rústica con solapas
Dimensiones: 14 x 22
Páginas: 272
ISBN: 978-84-7506-938-8
Idioma: Castellano

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