Roberto Bolaño y el espíritu de la ciencia ficción.

El Bolaño inédito, el que escribe apasionadamente sobre la búsqueda, la literatura, el amor, la juventud, la amistad, el humor, la rebeldía.

Cuando Roberto Bolaño conoció el éxito, no le quedaba mucho tiempo. Y eso que a los 15 ya había decidido dedicarse en cuerpo y alma a la literatura. Claro que, con toda seguridad, no tenía previsto ser famoso. Ni en plena adolescencia ni en ningún momento de su carrera literaria. Juan Villoro le conocía muy bien. De hecho, eran grandes amigos. Quería ser leído, pero vivía de espaldas a la celebridad y detestaba la noción de “éxito”, escribió el mejicano en 2013 con motivo del décimo aniversario de la muerte del escritor chileno. Sin embargo, aquel muchachito desgarbado y rebelde que se fue a Cataluña con su madre y se encerró a escribir como un loco, acabó convertido en leyenda.

En 1993 publicó La pista de hielo, y en 1996 La literatura nazi en América. Después llegó La estrella distante, una especie de consolidación literaria que ya presagiaba un éxito a punto de caer y cayó con Los detectives salvajes. Publicada en 1998, le valió el Premio Herralde, el Premio del Consejo de Chile y el Premio Rómulo Gallegos. Ambos al año siguiente. También Enrique Vila-Matas lo conocía muy bien. También desde antes de que aquellos dos poetas —Arturo Belano y Ulises Lima— protagonistas de la novela le subieran al podio del reconocimiento literario. Era entonces un autor de gran calidad, pero poco conocido. Y también confirma Vila-Matas la ausencia de ambición por la fama de que adolecía Bolaño.

Su infancia transcurrió en Chile, su adolescencia en México. Allí conoció a los poetas Mario Santiago y Bruno Montané, junto a quienes fundó el movimiento de vanguardia literaria bautizado como infrarrealismo. En el 78 se instaló definitivamente en España, tras una corta estancia en su país natal y una desagradable experiencia bajo el régimen de Pinochet. Siempre obsesionado con la literatura, bebe de las fuentes de Borges y Cortázar y eso se nota en la cuidadísima estructura de sus novelas. Su prosa cruda y cargada de violencia, se puebla de numerosos personajes alrededor de cuyas relaciones se tejen sus tramas.

Impredecible y melancólico, arriesgado e irónico, Roberto Bolaño murió joven. Con sólo 50 años y envuelto en el halo de fama y éxito que nunca buscó, ambos parecen perseguirle incluso póstumamente. Tal vez su propia existencia, su fortaleza frente a las trampas de la vida, su desaparición prematura, han contribuido a consolidar su leyenda. O la capacidad de Carolina López, su viuda, para manejar un legado literario prolífico, que también. El caso es este otoño pasado vio la luz su séptima obra póstuma, El espíritu de la ciencia-ficción, rodeada del huracán mediático provocado por la ruptura con Anagrama, el morbo y las declaraciones cruzadas.

Con prólogo de Cristopher Domínguez Michael y fechada en Blanes (Gerona) en 1984, se trata de una novela de iniciación, de un boceto que transcurre en México DF durante los años setenta y narra la vida de Jan Schrella y Remo Morán, los antecedentes de quienes luego serían Arturo Belano y Ulises Lima. Obsesionados con la literatura de ciencia ficción, Jan y Remo se sumergen (nos sumergen) en un mundo onírico, tal vez ese primer mundo que luego consagró a Bolaño como escritor de culto.

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Título: El espíritu de la ciencia-ficción. Autor: Roberto Bolaño. Alfaguara. ISBN: 9788420423913. También formato E-Book.



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