Las crónicas de los Cazalet Los años ligeros, el retrato de un tiempo que ya jamás fue.

Siruela publica por primera vez en castellano 'Los años ligeros' el último gran clásico de la novela inglesa del siglo XX, escrito por Elizabeth Jane Howard.

Los Cazalet tienen criados, niñeras y chóferes, dinero y posición social, una casa en la campiña donde veranear y una educación fuera de toda duda. Tocan el piano, leen a Shakespeare, acuden al teatro… Y todo sucede en un ambiente elitista y victoriano donde las mujeres nacen y crecen con un único fin: casarse y satisfacer a su marido. Las crónicas sobre esta saga británica se componen de cinco obras escritas por Elizabeth Jane Howard entre 1990 y 2012. Los años ligeros, la primera de ellas, se publica por fin en español (Siruela) tras casi tres décadas de éxito.

Ya se había instalado Elizabeth Howard en su apacible existencia en el condado de Suffolk, cuando puso la primera piedra de ese inmenso edificio que iba a albergar la historia de tres generaciones de una familia privilegiada, pero también la de toda una época y un país. De un imperio, el británico, que comenzaba a encogerse y de unas costumbres no escritas a punto de desvanecerse. Llevaba unas cuantas publicaciones en la mochila, pero fue tras Los años ligeros cuando alcanzó la cima de la fama.

Todo comienza en el manso verano del 37. Los Cazalet —dos abuelos, cuatro hijos, nueve nietos, además de innumerables parientes, criados y otros visitantes de prestigio— disfrutan de esa realidad idílica regalada por una economía holgada, cultura y escasas obligaciones diarias. Unas maravillosas vacaciones en la campiña inglesa y unos quehaceres cotidianos jalonados por las preocupaciones triviales propias de la gente bien educada. Estamos en el periodo de entreguerras, en la Inglaterra que va viendo cambiar las formas más clásicas —personal y socialmente— y tradicionales de vida, en especial para las mujeres. Como los cerezos de Chéjov, pero a lo british.

Con idénticas dosis de ironía, elegancia y sensibilidad la autora disecciona la vida en la Inglaterra de un periodo que simboliza la calma antes de la tempestad. Y aunque ciertamente se trata de ficción, la narración enlaza con su propia historia familiar. Un paralelismo trazado de manera hábil y perspicaz que gira en torno a la apariencia, a la ilusión, al autoengaño. Sus textos abundan en particularidades y gestos, en los tonos de comedia y humor, pero también ocultan oscuras corrientes subterráneas cargadas de apatía, miedo y ansiedad, que amenazan con bloquear la aparente ligereza y cotidianidad de los personajes.

Rondan los recuerdos de la Primera Guerra Mundial sin saber todavía que otra guerra en ciernes iba terminar por destruir aquella amalgama de días soleados, buenas compañías, juegos familiares, tardes de piano y mañanas de paseo y playa. Un verano inolvidable. Como el siguiente. El de 1938. Pasiones, sueños, silencios y ambiciones de una familia que, tras su indolente y ligera rutina diaria, parece representar la más sana felicidad. Esa que durante mucho tiempo ya no volverá a conocer el país.

La voz de Elisabeth Howard retrata con minuciosidad las costumbres y peculiaridades de la alta sociedad británica de los años 30; un mundo a caballo entre el respeto a los más estrictos protocolos y la asimilación de las nuevas libertades que venían empujando. Su tono es ingenioso y distinguido, agradable y envolvente. Pero, por encima de todo, tremendamente sutil. Logra conmover, crear expectación, provocar curiosidad, conquistar al lector.

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Los años ligeros. Autora: Elizabeth Jane Howard. Traducido por: Celia Montolío. Siruela. ISBN: 978-84-17041-39-7.



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