Arquitectura posmoderna: cuando menos no es más.
Phaidon rinde homenaje a la arquitectura posmoderna con la publicación de una nueva obra dedicada a este movimiento reciente, popular e inconformista.
La arquitectura posmoderna es un movimiento relativamente reciente. No su origen, sino su popularidad. El estilo, uno de los más controvertidos del siglo XX, nació en los años setenta, aunque alcanzó la cúspide del inconformismo ecléctico durante las siguientes dos décadas. Hoy, casi 40 años después y al igual que el brutalismo, está disfrutando de un creciente renombre.
Sin duda, las redes sociales han contribuido de forma notable en el repunte de esta corriente artística basada en el exceso y la irreverencia. Como si el mundo hubiera recuperado parte de esa predisposición al optimismo, el color y la excentricidad sententera, la “nueva” arquitectura posmoderna resucita como un juego inconformista de estructuras heterogéneas y materiales aparentemente incompatibles revueltos con columnas y arcos clásicos.
¿Quién convirtió la posmodernidad en un concepto maldito?
El historiador Owen Hopkins echa la culpa tanto a la tradición canónica como al neo progresismo antiliberal, pues según explica el autor, “la posmodernidad es libertad de expresión e identidad”. Se trata de deleitarse con el desorden y la complejidad, con la ruptura de las jerarquías y el colectivismo. La posmodernidad es la expresión del individualismo y la permisividad. Llevado al plano de la arquitectura, esta tendencia chocaba abiertamente con la estética minimalista y el rechazo a la ornamentación que se impuso durante los años noventa.
Hopkins es el autor de la nueva obra de Phaidon dedicada a la arquitectura posmoderna, Postmodern Architecture: Less is a Bore. Se trata de una recopilación que muestra el movimiento de principio a fin, con toda su vanidad y variedad. En ella cabe todo el desparrame creativo de Ettore Sottsass —fundador del grupo Memphis en los 80—, la perplejidad desafiante del dúo Venturi-Scott Brown, la opulencia amazónica de Charles Willard Moore o las provocaciones de Frank Gehry y Claes Oldenburg.
“Si el modernismo fue la respuesta cultural a un mundo definido por la industria, la producción, la urbanización y el estado nación, el posmodernismo encarnó el cambio hacia la posindustrialización, el consumo, la desurbanización y la globalización”, asegura Hopkins antes de entrar de lleno en los postulados de la posmodernidad, fruto del desmoronamiento del orden global generado en la posguerra. En ese contexto, la arquitectura explotó como como el reflejo del mundo complejo que comenzaba a gestarse en aquel contexto.
Tal vez por ello, la popularidad del posmodernismo renace como una respuesta a realidad actual. Como una reacción contra la dictadura del minimalismo, el orden y la corrección. Pero ya saben, todo son ciclos, círculos concéntricos que nos conducen casi siempre al origen.
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