Íntimas tormentas.
There is an answer / I haven't found it / But I will keep dancing 'til I do.
(*) I ran across cyanide plains, / Mind like a prison cell / But feet untethered and sane. / I wandered out hopeless and sad / No thought of where I’d go / Or how I’d ever get back.
Cuando escribo estos editoriales no pienso nunca en que nadie los vaya a leer, cosas mías, me digo, y me desnudo, y me expongo como me apuntó el genial Cósimo de Monroy aquella noche en una terraza llena de la interesante humanidad que rodea El Hedonista. Sí, lo hago, pero no es integral, tiene mucho de lencería, de velados y tapados, que resulta siempre más cómodo y sugerente. Me expongo en cierto modo, y aunque podría esforzarme en un desnudo artístico que probablemente se quedara en una simple pose estática, como éstos son de íntimas tormentas se quedan en simples desnudos meteorológicos, nada que ver con bailar o cantar bajo la lluvia. Rayos, truenos, oscuridades, fríos, que se extienden al sol a desecarse. Catarsis frente al espejo de unas letras que ejercen de templo y escenario de redención, liberaciones personales, grandes desahogos.
I boogied down gargoyle streets / Searching in every face / For something I could believe. / I knelt beneath one hundred saints / I wanna feel the breath / of a force I cannot explain.
Me desnudo, y sin embargo no creo que pudiera ser de otro modo este mon day mayday, que así se llama porque siempre acabo desvistiendo algún rincón cuando el domingo se comienza a precipitar al lunes (ese día en que me toca), y por esa vocación de auxilio que también tiene la memoria, la que sabiamente falta. No podría ser de otro modo porque si «la mejor poesía es el Verbo hecho tango» , que versaba Gil de BIedma, tienen mucho de tango estas letras en la definición de tango de Discepolín como «ese pensamiento triste que se baila», aunque la música del bandoneón la ponga el espectador en su lectura como los rostros que imaginamos en las novelas desde que van de nuestras manos al cine, del mismo modo en que lo hacen estas íntimas tormentas, un cuento de las mil y una noches que añade amaneceres a la vida en tanto que cada episodio es un particular aprendizaje. Mi propia Scheherezade.
Pero en honor a la verdad debo decir que todas las que componen este patchwork son tormentas pasadas, la que menos siempre ve la luz cuando hay luz que ver, y cuando ninguna nube mancha el cielo, en ese momento en que me apetece bailar. Y bailo.
There is an answer / I haven’t found it / But I will keep dancing ‘til I do. / Dance for you / Dance for you.
* De la canción «Dance for you» de Dirty Proyectors que puedes escuchar en Spotify.