Una de boda de ensueño, por favor.
Para novias únicas, como las de Laure de Sagazan.
Si el casamiento de la hermana mayor de las Delevingne ya tuvo su revuelo ‘modil’, el de la señorita Olivia Palermo no iba a ser menos al tratarse de una de las musas del fashion system. Y como buena embajadora del sector, entre sus mayores atributos se encuentra el de trastornar al personal a través de opciones y decisiones que no siempre son recibidas por todo lo alto, aunque lo cierto es que el recelo acaba apaciguándose cuando una se da cuenta de que no ha descubierto las américas de la moda. Es entonces cuando respiramos profundamente, investigamos y acabamos casi enamorándonos de lo que estamos viendo…
No me considero fanática del mundo de las novias, pero sí es cierto que siempre me ha llamado la atención propuestas que se alejaban del concepto tradicional ‘principesca’ que suele acompañar a las bodas. Palermo acertó en su decisión, a pesar de que todos esperásemos un compuestísimo vestido de Valentino-Armani-Chanel-Elie Saab o de cualquier otra marca que hubiese matado por vestirla, algo que me llevó a investigar ese lado especial que acaba haciendo de las novias pura inspiración.
Porque hemos conseguido digerir los no velos, los vestidos rosas, las coronas de flores en la cabeza e, incluso, ¡ojo!, unos zapatos que poco parecido tienen ya con el raso blanco que antes los tapizaban desde la punta hasta el tacón. El siguiente paso fue convertir a las damas en mini-novias con atuendos blancos, aceptar las manicuras rojas en las novias más jóvenes y ahora es cuando comenzamos a relajarnos ante las coletas en lugar de moños o recogidos que desafían a la gravedad. Pero si hay algo que quizás todavía nos quede por aceptar son las auténticas novias de ensueño…
Esas que solamente podemos conseguir a través de nuestra propia imaginación, con una declaración de intenciones tan clara que los gustos no dejan lugar a dudas de qué es lo que realmente buscamos. Las mías sin duda alguna viven en el paraíso de Laure de Sagazan, donde las transparencias, los dos piezas, los bordados y las formas dejan de ser precisamente eso para fabricar sueños. En los que yo creo existen botones perlados a la espalda, o pequeñas mangas de encaje; existen camisas con espaldas abiertas acompañadas de faldas en gasa, escotes sesenteros o superpuestos.
Sensaciones creadas por artesanos en pleno corazón de París que convierten a Laure en una narradora nata de las mejores historias de amor con final feliz y una novia, como no podía ser de otra manera, de ensueño…
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