Un bolso para Bottega Veneta.
La firma de complementos patenta un nuevo modelo de bolso, sumándose a los más de 20 registros que forman parte de su historia.
Probablemente uno de los signos que denotan que tu vida no va nada mal en el mundo de la moda es que te dediques constantemente a patentar tus creaciones. Bottega Veneta sabe bien de lo que hablo y vuelve a hacerse eco de su éxito a través del nuevo bolso que ya forma parte única y exclusivamente de su historia.
El ‘niño mimado’ de la ocasión pertenece a la colección primavera-verano del 2014 y el artífice del nacimiento es, una vez más, Tomas Maier: un señor que lleva 15 años siendo director creativo y generando productos que se convierten en las patentes de la casa, cuya cifra asciendo a más de 20 unidades. De ahí que, en esta ocasión, también vea protegida su propiedad intelectual. La firma de complementos tejidos en piel ha patentado bolsos de diferentes temporadas, incluyendo el modelo Vendome Crocodile Shoulder Bag, cuyo triunfo también pueden agradecerle a Kim Kardashian, cuya decisión aleatoria de salir un día a la calle con él parece que influyó bastante en los niveles de venta.
Pero además de grandeza y victoria, las patentes suponen mucho más que la protección del diseño ornamental de un producto funcional. Son sinónimo de talento y de riqueza. El tiempo invertido en conseguir el reconocimiento por parte de los expertos, que puede ser algo así como año y medio, no parece muy proporcional al dinero invertido. La razón principal es que la estacionalidad de la industria hace que el paso de tan sólo unos meses sea suficiente para que el producto quede fuera de la lista de los ‘must’ y, por lo tanto, no haya gran interés en reproducirlo. Sin embargo, los grandes del sector deciden poner bajo resguardo a grandes clásicos, como es el caso de Bottega Veneta, donde pueden apostar por gastarse en torno a unos 10.000 dólares por cada una de las patentes.
La marca acaba sumándose a un movimiento del que ya forman parte casas como Jimmy Choo, Alexander Wang, Balenciana y Céline. Todo sea por salvaguardar el imperio de los monstruos del low cost…