Nuevos aires por John Galliano.
Bill Gaytten impone cambios para renovar la imagen de la marca.
Parecería mentira decir que una empresa, fruto de esfuerzos, dedicación, quebraderos de cabeza y triunfos atribuidos a su propio dueño, fuese capaz o, cuanto menos intentase, desvincularse para siempre de aquel que en su momento fue su padre y que le dotó de personalidad, carisma y estética. Sin embargo, la lógica y el punto de ludicez de esta idea empieza a asomar cuando hablamos de alguien que ha acabado con todo aquello que durante años ha ido construyendo a través de dos armas mortíferas: la reputación y la imagen.
Eso es precisamente lo que John Galliano perdió aquella noche en la que decidió pasar a formar parte de los escándalos de la prensa, algo que le acompañaría años después y que, por supuesto, afectó por completo a su carrera profesional. Ahora, John Galliano como firma de ropa decide desmarcarse por completo del diseñador gibraltareño a través de un lavado de cara que afecta al lado estética de la empresa. ¿Tarea sencilla? Desde luego que no pero Bill Gaytten, el actual diseñador creativo, ha sabido perfectamente por dónde comenzar siguiendo el ejemplo de otros, como Slime: cambiar el logo del emblema y el packaging. El encargado de aportar esta nueva identidad es el atelier Franck Durand, un estudio de diseño creativo especializado en la expresión de la marca dentro de la moda, la belleza, el estilo de vida y la concepción del espacio.
La idea es retomar la energía de Londres en los 80, cuando artistas y diseñadores desafiaron las ideas establecidas. Pero ahí no queda la cosa: una nueva colección destinada a un público más joven y con precios más accesibles está a punto de ver la luz con el fin de continuar ‘estabilizar’ la presencia de la firma en el mercado y continuar con el legado… ¿Lo conseguirá el grupo propietario de la marca, LVMH?