L’Wren, moda transgresora desde la cima.
Una bonita historia en la moda vista desde las alturas.
Las alarmas saltaban el pasado lunes a eso de las cinco y media de la tarde. L’Wren Scott era encontrada por su asistente en su casa de la 11th Avenue en Nueva York ahorcada por un pañuelo. La que era novia de Mick Jagger consiguió en 49 años convertirse en un referente dentro del mundo de la moda no solo por su belleza, sino por un espíritu inquieto que le hizo pasar de modelo a estilista y a diseñadora con grandes pasos transgresores.
Y es que si se dice que detrás de cada genio existe una gran historia en el caso de Scott la regla no se infringe. Utah fue su lugar de origen, donde fue acogida por una familia mormona y donde destacaba entre una población bajita y rubia. Su altura le llevó a probar suerte en el ballet, donde sus piernas no parecían lo suficientemente largas, algo que le llevó a pensar en la combinación perfecta de una zapatilla nude con una falda o vestido negro. Un hecho que, sin duda, supondría un gran paso dentro de su carrera como diseñadora, la cual dedicó en gran medida a la búsqueda perfecta del perfecto vestido negro.
Estudiante nata de la silueta, Bruce Weber fue el gran descubridor de Laura , que por entonces se dedicaba a hacer una campaña con su novio de Calvin Klein. Este trabajo le valdría un cheque firmado por 1.500 dólares y, con los años, un despegue triunfal hacia París, donde las agencias intentarían mentir acerca de su desmesurada medida –1,93 cms- y sus eternas piernas, que más adelante llegueron a hacer de manecillas de un reloj para una campaña de Pretty Polly.
Chanel y Thierry Mugler fueron algunas de las firmas que tuvieron el placer de verla debutar en las pasarelas parisinas, donde, paso tras paso, decidió convertir a Laura en una auténtica estrella a través de L’Wren. Los 90 fueron cruciales para ella, dando un paso gigantesco de la ‘palestra’ a la confección de diferentes propuestas que vestirían a películas como Eyes Wide Shut o Misericordia, un trabajo que le ayudó a pensar en sí misma y a dar forma a un proyecto que no vería la luz hasta el 2006, cuando lanzaría una firma con su nombre artístico.
Es así com L’ Wren Scott pasa de ser asesora de vestuario cinematográfico a firmar prendas que inundarían los armarios de Nicole Kidman, Madonna, Julia Roberts, Penélope Cruz, Amy Adams o Sarah Jessica Parker, con una capacidad exquisita de poner sobre una piel desnuda una auténtica bomba de relogería a nivel de patrones y de estilos. Una vida decidada por entero a la pasión y a la creencia de que no todo está inventado ni el esfuerzo y la constancia forman parte de un ayer olvidado. Una vida que demuestra que la transición siempre es posible y que nada podía resistirse ante el ‘ojo perfecto’ de L’Wren.