Fast-Moschino-World.

Números gigantes, barras televisivas de color, una tribu sacada de Piedra Dura…

Las colecciones de Jeremy Scott han desfilado desde hace años bajo la estética del entorno pop, con ideas que, cuanto menos, han dado que hablar por la originalidad, la capacidad de continuar con una filosofía tan específica y, sobre todo, con contar con el apoyo de grandes celebridades en cada uno de sus desfiles.

Un ingenio que siempre es premiado y que, en esta ocasión, con Jeremy como director creativo de Moschino, se ha visto recompensado por su particular forma de transformar una firma en un imperio de su propiedad. La colección otoño-invierno de la marca italiana ha contado con el insólito mundo del diseñador que le ha dedicado una colección cápsula a la ‘fast food’,  un término que tienen en común McDonalds y la rápida evolución de la moda a través de las tendencias. Hamburguesas, nuggets, patatas fritas, logos… pero la cadena de hamburgesas no fue la única en sucumbir a los deseos de Scott, quien también hizo de las palomitas, la cerveza, las galletas y Bob Esponja motivos para decorar sudaderas, vestidos de gala y trajes de chaqueta.

Una propuesta que podría ser entendida como una denominación del sector de ‘usar y tirar’, con valores que parecen desaparecer por arte de magia o, en el mejor de los casos, como una oda a la diversión, el optimismo y la innovación, algo que, sin duda alguna, va más con la forma de trabajar del estadounidense. La polémica llega cuando se trata de encajar ciertas técnicas sobre la historia de una marca que lleva años siendo referente en la moda internacional, con unas pautas muy marcadas y un público objetivo muy bien definido. La misma que hace dos temporadas prestaba sus servicios al estilo británico, caracterizado por su clasicismo y su elegancia, y que el verano anterior recogía la feminidad de los años 60.

Aunque los comienzos siempre son duros, y más aún contando con una personalidad tan marcada, quizá sea cuestión de tiempo y de concederle el beneficio de la duda para llegar a saber si realmente lo de Scott es una entrada triunfal en lo que será una nueva etapa en la casa italiana o si estamos hablando de una continuación de los particulares mundos de Jeremy.



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