Coachella, el festival de los no festivaleros.
Si eres de esas personas que bajo ningún concepto iría a un festival, Coachella es tu festival.
Si eres de esos que odia las aglomeraciones, que prefiere escuchar música directamente desde los auriculares de su smartphone, sin tener que pasar calor, sin aguantar a gente que no conoces pero que el destino ha puesto a tu lado durante los próximos días como precio a pagar por querer escuchar a tus grupos preferidos… Si, en definitiva, eres de esas personas que bajo ningún concepto iría a un festival, he de confesarte que Coachella es tu festival.
Porque aquello que nació como una macroconcentración de hippies hoy día es una de las mecas de la moda alternativa, esa que se define como “me visto como quiero a mi manera sin tener en cuenta las tendencias” pero que lleva de trasfondo un exhausto estudio de cómo combinar el short vaquero estratégicamente destrozado con una camisa de tirantes. Y es que este acontecimiento que tiene lugar dos fines de semana seguidos al año en California hoy es la meca de las empresas de moda que acaban patrocinando una especie de pasarela natural que transcurre en paralelo a los conciertos. El gigante sueco H&M es una de ellas, dando origen a fiestas que atraen a grandes personalidades del mundo del cine, la música o la moda. Un punto de encuentro estratégico que ha convertido a Coachella en un mercado donde las firmas crear un ‘meeting point’ que sirva de base para dar a conocer sus estrategias.
Es así como un festival pasa de costar 65 dólares a quintuplicar su precio, algo que parece no suponer un obstáculo para las más de 90.000 personas que agotan las entradas en tan solo unas horas. La cuestión es, ¿hablamos de la música o de la moda? Tom Julian, de The Doneger Group, ha asegurado que los conciertos son una plataforma de comercialización de muchísimas marcas que venden un estilo de vida: el de Coachella. Algo que se ha ido construyendo gracias a unas vías de comunicación de empresas como Forever 21, Guess o Marc Jacobs, atrayendo a una multitud de famosos que han hecho de las cercanías de Palm Spring una herramiento más que útil para la expansión del fashion system. Toda una hazaña que ha conseguido que cuando se hable del Coachella Fest lo primero que venga a la mente sea Alessandra Ambrosio, botines y flecos, muchísmos flecos.
Un concepto radical que acaba con estos clásicos eventos y que, sin duda alguna, cuenta con un extra a la hora de decidirse a pagar algo más de 300 euros para aquellos que puedan permitírselo, claro. Porque aunque no te gusten los festivales, hay que admitir que Coachella tiene su pequeño encanto o, al menos, muchísimo de street style, algo que como consuelo tampoco está nada mal…