Tocados: Tócala otra vez, Philip Treacy. Colección otoño e invierno 2015/16.
El sombrero más famoso del mundo, Philip Treacy, ha presentado sus propuestas de otoño e invierno para tocarnos la cabeza, se trata de una inolvidable colección de sombreros y tocados.
Descubrir la colección de tocados de invierno de Philip Treacy es volver a creer de nuevo en Alicia y pasear un País de las Maravillas donde cada tocado es un sueño, una carta, una reina… o una niña que duerme plácidamente bajo un árbol con un libro entre sus manos.
No importa cuántas colecciones veamos de este sombrerero británico, importan menos todavía algunas reales propuestas por las que fue vilipendiado, lo cierto es que cuando se deja llevar por las musas y por lo que él entiende que debe lucir una mujer en la cabeza, no podemos más que repetir, tócala otra vez Philip Treacy, tócala otra vez… y eso sabiendo que a nosotros no nos arrastra el dolor por un amor perdido como a Rick e Ilsa, tampoco somos el pobre de Sam que siente ese dolor como propio, somos más bien víctimas del más grande síndrome de Stendhal, nos sentimos arrolladas por la magnífica belleza de las creaciones del sombrerero oficial del reino… del reino británico.
El invierno de Philip Treacy viene cargado de sombreros y tocados en los que el negro es tendencia, junto a él otros tonos típicamente invernales como el morado o el gris reclaman también su lugar y aceptan de buen grado la convivencia con sombreros y tocados rojos, fucsias o incluso naranjas. En cuanto al tamaño, los hay para todos los gustos del mismo modo que haberlos hailos para todos los estilos: del típico sombrero de caballero inglés al sombrero cordobés y de ahí a los tocados que se decoran con lazos o flores y también con plumas, que a veces mezclan colores, otras son discretos desde su pequeño tamaño a su diseño y otras veces sencillamente imponentes.
No importa cual sea estilo y menos aún cual tu color, lo que importa es dejarse llevar por Philip Treacy, asumir nuestro particular síndrome de Stendhal consentido y decir… tócala otra vez, Philip, pero en esta ocasión señalando nuestra real cabeza.