Tres nuevos relojes Rado True: si pueden imaginarlo, podremos disfrutarlo.
Y es así, porque los Rado True no decepcionan ni por su tecnología ni por su diseño. Y esta vez más por su diseño.
Desde que en 2006 Rado lanzara la colección Rado True con su cerámica de alta tecnología, no han dejado de fascinarnos. Hitos como la perla del glamuroso Rado True Open Heart con cerámica blanca publida o la ultrafina y colorida colección de los Rado True Thinline Colours le daban una cautivadora vuelta a nuestros deseos.
No es sólo por la capacidad de convertir esa cerámica en acabados brillantes o mates que compiten en resistencia en el mercado de la relojería. Nos fascinan por la variedad de sus diseños, por la amplia gama de estilos, de personalidad. Es por su clase y por su diseño y la capacidad de la marca de sorprendernos con mucho diseño. Diseño del que nos gusta. También es verdad que nos cautiva la filosofía de la casa suiza: “si podemos imaginarlo, podemos hacerlo”.
La última vuelta pasa por invitar a la imaginación externa a repensar el Rado True para crear relojes únicos que se salen de todas las pautas. La misma calidad, la misma alta tecnología, la misma eterna fiabilidad, pero con conceptos diferentes. Y el magnífico resultado son estas tres piezas que nada tienen que ver entre ellas, fiel reflejo todas de esa filosofía.
El Rado Tru Blaze, lo ha ideado el diseñador de mobiliario e interiores Sam Amoia. El más glamuroso de los tres, es un homenaje al lujo con los elegantes brillos de su sencilla esfera cuya apariencia es la de un material a medio camino entre los diamantes, el mármol y la plata. Los índices y las manecillas doradas le dan una visión elegante a una esfera sorprendente pero esacta.
El Rado True Phospho es del estudio suizo Big-game, de los diseñadores Agustin Scott de Martinville, Grégoire Jeanmonod y Elric Petit. Con su esfera de latón negro perforado el aspecto deportivo y vanguardista de esta pieza es sorprendente lo mires como lo mires. Los índices rellenan los agujeros de la esfera perforada en superluminova con líneas, puntos o triángulos para las 12 y las 6, al igual que las agujas bañadas también en superluminova, creando el más moderno y llamativo look. Y como una de las cosas que más nos fascinan de la relojería es el mecanismo que esconden las cajas, nos sentimos enganchados a este por que se puede observar todo el mecanismo tras esas perforaciones. La cerámica en negro mate es el acierto final para conseguir una pieza redonda en su concepto y en su desarrollo.
El tercero, el Rado True Stratum es del diseñador multidisciplinar Rainer Mutsch. Un diseño que ahonda en la dimensión con un escalonado descendente y asimétrico hacia el fondo de la caja, el logo elevado en un pieza central que se desplaza hacia las 3 y el punto en el cristal de zafiro, tras el que giran las manecillas, que hace sobra en la caja. Todo es profundidad. Sencillo pero sorprendente el desarrollo y el resultado. Moderno y funcional.
En ediciones limitadas los tres modelos, de 1001, 1003 y 1001, grabado en la tapa trasera. Los tres montan cajas de 40mm, cerámica de alta tecnología plasma pulida y negro mate con diseño monobloque, mecanismos ETA C07.611 con 25 piedras preciosas y una reserva de marcha de 80 horas. Sus precios son de 2.260€, el Rado True Blaze y el Rado True Phospho, y de 2.160€ el Rado True Stratum.
Ediciones limitadas, sí, pero asequibles y singulares que encajan a la perfección con nuestra personal lectura de la filosofía de la marca: “Si pueden imaginarlo, podremos disfrutarlo”.
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