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Ludmila Navarro versiona las Cuatro Estaciones.

"…Mis joyas son un homenaje para aquellas mujeres que saben lo que quieren..."

Ella se recuerda siempre con un pincel en la mano. O un lapicero, que para el caso es lo mismo: dibujar, pintar, imaginar, soñar… En definitiva, crear. Por eso Ludmila Navarro se entregó al arte desde niña. En cuerpo y alma. Y así, tras licenciarse en Bellas Artes e Historia del Arte y recibir varios premios como pintora, comienza a experimentar, a explorar otros campos, a descubrir nuevas facetas, otras formas de expresión artística que finalmente le llevan al diseño de lo que algunos denominan “objeto-joya”.

Objeto-joya, joyería de autor, bisutería… Catalogar las creaciones de Ludmila Navarro es ardua tarea pues, en verdad, todos sus diseños escapan por completo a clasificaciones convencionales. Y, bien pensado, ni falta que hace porque a la hora de contemplar, disfrutar o lucir una pieza única poco importan categorías, encuadres o etiquetas.

Capaz de fusionar moda, arte y adorno personal, esta diseñadora vital, extrovertida, enérgica, espontánea, transgresora, imprime en cada una de sus creaciones su pasión por el arte y ese tan suyo e inconfundible sello individual que les confiere una personalidad única. Piezas exclusivas íntegramente realizadas a mano a base de combinaciones de materiales tan heterogéneos como bronce chapado en oro, porcelana, resina, cuarzo, cristal o esmaltes que Ludmila convierte en inusuales joyas de autor multifacéticas, barrocas, con un punto deliciosamente extravagante e indiscutibles aires vintage, reflejando de este modo sus gustos, sus pasiones, su arrolladora personalidad.

Bárbara, Liza, Tina, María, Anna, Tamara, Camille, Audrey, Marlene… Su última colección, además de un desbordante homenaje a la feminidad, se inspira en la naturaleza, en la estacionalidad, en la belleza de cada momento del año. Cuatro Estaciones que se dibujan en historias con forma de anillo y nombre de mujer. Una explosión de imaginación creada para deslizarse entre los dedos con la misma suavidad que la lluvia de otoño, el cálido sol de enero, los cerezos en flor que anuncian la primavera o la luz arrasadora de un verano eterno.Por supuesto, en tamaño XXL.

Más información Ludmila Navarro


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