Arte y parte.

La historia del complemento perfecto, o cómo titular la trayectoria del genio del monogram.

Tradición y vanguardia son términos absolutos que aportan dinamismo al diseño. «Hibridar para innovar», o «introducir las artes y la cultura en procesos estratégicos y de innovación», que es como desde España lo cuentan los creativos de Conexiones Improbables, es apostar a caballo ganador.

La finalidad ya sea estética, o catalizadora de ideas o emociones, se ha convertido en un recurso habitual de las empresas de moda, donde Vuitton sin duda les lleva la delantera, por haber mantenido casi desde sus inicios, estrechos vínculos con el mundo del arte

Stephen Sprouse, Takashi Murakami, Yayoi Kusama, Richard Prince…  han ido conectando a la maison francesa con todo un universo creativo, que este otoño / invierno 2013 también extiende a su colección de joyas, esta vez más centrado en un movimiento que  en un artista.

Y así la modelo rumana Andreea Diaconu, tras esa elegancia textil de blancos y negros, nos transporta a los años 30, al art déco y a esa visión suya más futurista de la revolución industrial, con el diseño de joyas que reflejan la luz.

Metales, piezas contundentes, cuero y cerámica, definen el estilo de collares babero y pulseras que integran las flores monogram con absoluta delicadeza y sentido de lo armónico.

Lucir para formar parte de todo ese universo artístico, que Vuitton ha estado desarrollando durante años.

Más información Louis Vuitton



Lucir

Accesorios ideados con el fin de resultar absolutamente adictivos. Joyas, bolsos, sombreros, gafas o zapatos que nos enganchan al primer vistazo.

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