Psicodélico Tom Ford.

Tras la inauguración de su primera tienda en la elegante Sloane Street a comienzos del pasado otoño, parece que Londres se ha convertido en la última musa de Tom Ford. Y de nuevo la capital británica vuelve a ser el decorado elegido por el diseñador para escenificar su campaña primavera verano 2014.

Más suya que nunca —él mismo se encarga de la fotografía y la producción— y con toda la psicodelia y el colorido de un musical londinense, Tom Ford nos presenta a Conrad Bromfield, Carlos Peters y Esther Heesch quienes, a modo de míticas estrellas del rock, saltan a la palestra con las nuevas prendas de una colección que apunta hacia el cuero, las aplicaciones en cristal, los taconazos de vértigo estilo corsé y las minifaldas.

Un derroche de sensualidad femenina en negro y tabaco aderezado con destellos de coral que se convierte en explosión de color por el flanco masculino. Trajes sastre en tonos estridentes —rosa, azul, turquesa, naranja, rojo, verde— y atrevidos estampados florales recorren todas las prendas desde las elegantes chaquetas y pantalones de corte recto hasta los llamativos zapatos que calzarán los pies masculinos más osados.

Todo ello adornado con complementos arquitectónicos y elegantes de inspiración sesentera entre los que destacan las gafas, tanto de sol como graduadas. Maximonturas en pasta y metal, formas retro y líneas rectas definen la colección eyewear en la que el diseñador mantiene su estilo minimalista así como los tonos oscuros, añadiendo un toque de color con variaciones en azul para las monturas masculinas y rojos y rosas para las femeninas.