Chopard loves Cannes.

In love with cinema, una exposición fotográfica que cierra el círculo que une a la firma ginebrina con el séptimo arte.

Hay historias  que suman, que dan profundidad, que completan, y Chopard encierra una de esas que además resultan ser redondas.

La casa ginebrina desde sus comienzos, y bajo los diseños de Carloine Scheufle, cuenta con un símbolo: los corazones que en gargantillas, anillos y pendientes están listos para decir te quiero en compañía de los diamantes.

Y un te quiero es lo que desde hace 13 años Chopard le dice al cine desde la palma de Cannes. Que no es un decir, ni sólo tiene que ver con que la firma de alta joyería esté presente cada año en el certamen. Es más un hecho que Caroline selló con el rediseño del premio que da su símbolo al festival.

La palma de oro que en 1998 colocada sobre un cojín de cristal de roca talla esmeralda, pasó a tener un tallo que acababa en forma de corazón, el distintivo de la casa relojera y joyera. Un amor al cine que en esta edición además ha querido ensalzar, el amor en el cine.

Y como aquí nada es cuestión de azar, Chopard haciendo un guiño al cartel del festival, y a ese beso entre Paul Newman y su mujer Joanne Woodward, y con el amor siempre por bandera; en esta ocasión y después de haber rendido homenaje a la belleza y el talento de Marilyn en la edición anterior, nos regala una exposición con una colección de besos. In love with cinema, besos de cine en formato fotografía. Desde aquel de cuatro segundos entre John C. Rice y May Irwin en The Kiss, al robado que Jude Law le da a Norah Jones en My Blueberry Nights.

Cine, corazones, besos, amor y joyas, que en su unión dan vida a una historia que bien podría merecer una superproducción.

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