Todos pastores.

Las UGG son esas botas de piel de oveja que nos traen a la mente Australia con la misma rapidez que un canguro. Llegaron por primera vez a EEUU en 1978 gracias al joven surfero Brian Smith que llevaba debajo del brazo una bolsa llena. Entre sus colegas californianos encontró un hogar… y una clientela entregada y devota. La firma empezó entonces su trayectoria.

Los datos aburridos que explican el despegue de la casa a nivel mundial no vienen al caso. Sólo un hecho que sucedió en 2000 y que, de alguna manera, fue el espaldarazo definitivo para una firma que, inexplicablemente, se ha situado en el sector del calzado de lujo. El hecho fue que los de UGC le enviaron un par a la presentadora Oprah Winfrey. A ella le gustaron tanto que les encargó ¡350 pares! Uno para cada miembro de su equipo. Además, se las puso para presentar en varias ocasiones, según iban saliendo diseños que le gustaban. La Winfrey es una prescriptora de lujo, un sueño para cualquier marca. De ahí en adelante, toda celebritie que se preciara debía, primero, tener al menos un par y, segundo, ser fotografiada con él.

La firma sigue hoy evolucionando y adptándose a los tiempos, las modas y los gustos pero sin renunciar a ese toque tan campestre y encantador que recuerda sus orígenes. Esta es su nueva colección para niños: un público que adora la comodidad de unas botas que además ¡son idénticas a las que llevan sus madres!