Mo sound, el vibrante sonido de la porcelana.

El placer de unir tres sentidos. Y así la vista da paso al tacto, para conseguir el éxtasis del oído.

A Viena le precede una historia musical protagonizada por Schubert y Strauss, y sin tener muchos conocimientos de música clásica, ahora podría tenernos tarareando los compases de la envolvente Marcha Radetzky, hilo musical de todos los inicios de año, u orbitando en la obra de Kubrick y su 2001 Odisea en el espacio. Y quizás sea por estos hitos musicales, que en el ADN de los austriacos hay corcheas, fusas y claves de sol, o lo que es lo mismo, una mayor sensibilidad por la música y por la forma de escucharla.

Ni qué decir tiene que asistir a un concierto, donde violines, violonchelos, tubas y tambores ponen las emociones con apariencia de cactus, no es comparable a ningún sistema de reproducción musical, aunque hemos de reconocer que en los últimos años los ingenieros de sonido han dado pasos de gigante.

Este es el caso de Ronald Jaklitsch. Ingeniero, diseñador y técnico de sonido, que sacando partido de su ascendencia vienesa, y de una experiencia conjunta con la artista de la porcelana Anne Wolf, comenzó en 2010 a diseñar los mo speakers. Unos altavoces redondos, redonditos, con esa estética Jobs que tanto gusta, y que mezclan simplicidad y armonía visual bajo ese níveo color que la porcelana potencia con un brillo que clama al tacto.

Dos piezas que aprovechando la dureza de este producto cerámico, casi no tienen resonancia y eliminan las vibraciones clásicas producidas por la caja del altavoz, para favorecer las propias, y así conseguir la técnica y la estética de más alta calidad, y ese sello que se luce cuando se desarrollan productos con pasión y una ejecución manual.

Altavoces que elevan la autenticidad del sonido y con los que la música cobra una dimensión de 360º.

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