En venta la casa en la que F. Scott Fitzgerald escribió El Gran Gatsby.

En Long Island, la propiedad en la que el autor pergeñó y comenzó a escribir su gran novela.

Todavía no le habían llegado los años del gran éxito y a pesar de las dificultades económicas, mientras seguía escribiendo pequeñas historias para Esquire o el Saturday Evening Post, haciendo de copy de publicidad, F. Scott Fitzgerald y su esposa Zelda se trasladaban a una vivienda a 34 kilómetros de Nueva York, en Long Island. Una pequeña mansión de siete habitaciones cuyo coste estaba todavía por encima de sus posibilidades y por debajo del nivel de vida a la que la ambición de su esposa le empujaba

Frances, su hija, apenas apuntaba un año y su primera novela, A este lado del paraíso, se había convertido en un éxito de ventas tan sólo dos años antes, su nombre como autor comenzaba a despuntar en la sociedad del momento, pero quedaban lejos todavía París y Hollywood y la esquizofrenia de Zelda y su último amor, Sheilah Graham, y la amistad con Hemingway o con John Dos Passos con los que compartiría el vínculo de ser convertirse en la Generación Perdida, pero aquella casa en Long Island le daba la oportunidad de relacionarse con esa exclusiva opulenta sociedad de entreguerras a la que el matrimonio aspiraba a pertenecer.

Llegaron a aquella casa de estilo mediterráneo con sus siete habitaciones en 1922 y comenzaron a socializar, fiestas, reuniones, nuevas amistades. Eran también los años de la Ley Seca de 1919, de los locales clandestinos, del Jazz, y Francis, instalado en la habitación sobre el garage, comenzó a escribir la que sería su tercera novela retratando aquella vida que le rodeaba, poder, dinero, secretos, pasiones, excesos, la decadencia de una sociedad: El Gran Gatsby. En 1924, dos años después, abandonarían la casa con destino a París, pero F. Scott Fitzgerald se llevaba bajo el brazo tres capítulos del libro que sólo un año después, en la ciudad de la luz, terminaría.

Aquella casa de 1525 metros cuadrados, con su chimenea, los grandes ventanales y las mismas molduras conservadas, en la que F. Scott Fitzgerald y Zelda casi alcanzaron juntos el estatus de vida que soñaban está hoy en venta por 3.888.888 dólares.



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