Un mundo cashless o la desaparición del dinero en metálico.

Una sociedad sin dinero en metálico le otorgaría un enorme poder a los Bancos Centrales, Dostoyevsky decía "El dinero es la libertad acuñada".

Las sociedades europeas se están moviendo inexorablemente hacia un futuro sin dinero en efectivo. Francia ha aprobado leyes draconianas que limitan la cantidad de dinero en metálico que pueden gastar los ciudadanos y los turistas. El pasado miércoles Dinamarca anunciaba que a partir de 2016 las tiendas minoristas no tendrán la obligación de aceptar pagos efectivo. Cerca de un tercio de los daneses utiliza ‘MobilePay’, una aplicación para móviles que transferir dinero a otros teléfonos y tiendas. En la Union Europea, Suecia, Finlandia y Dinamarca encabezan la lista países que mayor cantidad de pagos realiza con tarjetas de crédito.

El Consejo de Pagos británico anunciaba la semana pasada que durante 2014 en el Reino Unido los consumidores, las empresas y las entidades financieras redujeron al 48% los pagos en metálico. Por primera vez en la historia del país, más de la mitad de las transacciones se realizaron el año pasado mediante transferencias o tarjetas.

Los principales economistas alemanes plantearon a principios de mayo la eliminación de los pagos en efectivo, como un medio para acabar con los mercados de drogas ilegales y la evasión fiscal.

El dinero como lo conocemos pronto podría dejar de existir para ser sustituido por ‘dinero electrónico’. Los bancos centrales aseguran que su eliminación desterraría para siempre la economía sumergida, y que evitaría crisis bancarias.

Pero Carl-Ludwig Thiele, miembro de la junta directiva del Bundesbank (Banco Central de Alemania), defendía recientemente en un discurso de manera apasionada todo lo contrario, rechazando el creciente concepto de una «sociedad sin dinero en efectivo«.

Los alemanes tradicionalmente son menos propensos que sus vecinos de Europa occidental a usar tarjetas de crédito. “El dinero en efectivo es y seguirá siendo, el método de pago preferido para algunos consumidores, ofreciendo simplicidad, seguridad y velocidad. Cada persona debe elegir el instrumento de pago que mejor se ajuste a sus requisitos. Como dijo Dostoyevsky en 1861 «El dinero es libertad acuñada, aseguró Thiele.

Carl-Ludwig Thiele, cuya función es supervisar la gestión del dinero en efectivo y los sistemas de pago y liquidación en el Bundesbank, señala que la abolición del dinero en efectivo dañaría básicamente a la soberanía del consumidor, que se resume en la libre elección que tienen los ciudadanos sobre los instrumentos de pago. “Las agencias gubernamentales no tienen derecho a imponerle a los ciudadanos cómo deben pagar«.

El concepto de un mundo sin dinero en metálico cuenta con influyentes defensores como Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y Willem Buiter, economista jefe de Citigroup, que argumentan que esta medida otorgaría a los Bancos Centrales ‘mayor libertad de movimiento’ para instaurar tasas de interés negativas, sin que los ciudadanos tengan la posibilidad de convertir el dinero en metálico.

Una sociedad sin dinero en efectivo le otorgaría un enorme poder a los Bancos Centrales,  les transferiría el control absoluto de la oferta monetaria; y competirían directamente con los bancos privados por los depósitos de los ciudadanos. Todos los depósitos digitales se convertirían en base monetaria. Si se elimina el dinero en efectivo de la sociedad, todas los ahorros personales serían vulnerables a un ataque por parte del gobierno de turno.

Según el BCE a finales de 2013 en la zona euro circulaban alrededor de 17 mil millones de billetes, más del doble que en 2002. Los billetes de 50 euros son los más comunes, hay siete mil millones, representan el 42 por ciento de todos los billetes en circulación. Los billetes de 50 euros también constituyen más de un tercio del valor total de todo el efectivo.



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