El cuero: protagonista del mundo del lujo.

Los productores de objetos de cuero, estrella del mundo del lujo, se enfrentan a la escasez de materias primas integrando a sus proveedores.

Sin duda, una de las estrellas del firmamento del lujo es la producción de accesorios y prendas de vestir en cuero. Cuanto más refinada y exótica sea la piel, tanto mejor. Casas tan reputadas como Hermès o Dior, entre otras, son famosas por sus bolsos, zapatos, cinturones y carteras de cuero. Y, recientemente, también las cazadoras, los vestidos y los pantalones de piel se han elevado por encima del toque rockero y ocupan su sitio en las colecciones de estas grandes firmas.
Pero son varios los problemas a los que se enfrenta esta rama del sector del lujo.
El más reciente, la explosión de las ventas bolsos de lujo de la pasada década en todo el mundo ha provocado tensión en la demanda de pieles de calidad. Las grandes casas, para contrarrestar la escasez de materia prima, han optado por la compra de sus proveedores para garantizar el abastecimiento prioritario de hermosas pieles, buscadas por su escasez (pieles exóticas), la finura de su grano o la falta de defectos (en los casos de la ternera o la piel de cordero).
Es así como PPR (Gucci, Bottega Veneta, Saint Laurent), que ya posía una participación mayoritaria en la empresa italiana Caravel, anunciaba hace un par de años la adquisición de una participación mayoritaria en France Croco, especialista francesa líder en el tratamiento del curtido de pieles de cocodrilo.
Hermès, que ya era autosuficiente en pieles exóticas con cuatro centros en Francia, los EE.UU. e Italia, alcanzó un nuevo hito con la adquisición de la curtiduría Annonay en Ardèche, uno de sus proveedores históricos de pieles de ternero premium.
LVMH (Louis Vuitton, Fendi, Celine) adquirió en la primavera del 2012 la fábrica de curtidos Roux, en la Drôme, especializada en piel de becerro. A finales del 2011, el grupo ya había adquirido una participación mayoritaria en Singapur Heng Long International, una de las curtiembres más grandes en el mundo de pieles de cocodrilo, entonces valorada en 92 millones de euros.
Esta estrategia de crecimiento empresarial conocida como integración vertical hacia atrás tiene un problema. El aumento de costes debido al mantenimiento de las nuevas instalaciones, transportes, etc., ha de verse compensados con un aumento correspondiente en los ingresos por ventas. Y eso, con la economía mundial marcada aún por la inestabilidad, no es nada fácil.



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