Breguet, el guardián del tiempo.

Durante la batalla de Waterloo, Napoleón, el Príncipe de Wahlstatt y el Duque de Wellington portaban relojes de bolsillo Breguet.

Todos conocemos el tiempo, pero nunca nadie lo ha visto cara a cara. El filósofo y físico francés Etienne Klein asegura que entendemos de qué queremos hablar cuando pronunciamos la palabra tiempo, pero que nadie sabe de verdad qué realidad se esconde detrás de él. Quizás el tiempo sea la manera más cómoda que ha encontrado la naturaleza para que las cosas no sucedan de golpe.

Tras varios milenios de desarrollo y meticulosa investigación, se ha conseguido medir de manera extremadamente precisa ese tiempo de tan difícil descripción y del que todo lo desconocemos.

Abraham-Louis Breguet (1747-1823) nació en Neuchâtel, Suiza y fue un brillante inventor, ingeniero y fabricante de relojes. La ascendencia de su familia era francesa, pero como eran protestantes tuvieron que huir a Suiza después de la revocación del Edicto de Nantes en 1685. En 1775 fundó en Paris la manufactura relojera Breguet y bajo el reinado de Luis XVI y Maria-Antonieta obtuvo los primeros éxitos en la corte. Breguet fue nombrado miembro de la Junta de Longitud y como fabricante de cronómetros para la marina, ingresó en la Academia de Ciencias de Francia llegando a recibir la Legión de Honor de manos de Luis XVIII.

Abraham-Louis Breguet contaba entre sus clientes con reyes, nobles, jefes de estado, militares y embajadores como Alejandro I, Zar de Rusia, el Mariscal del Imperio Michel Ney o Stendhal, que mencionó a Breguet en su crónica de viaje ‘Rome, Naples et Florence’, publicada en 1817, hecho que derivó en publicidad para la marca. Su clientela española estaba representada por miembros de la aristocracia como Carlos IV, la Reina María Luisa, Manuel Godoy o el futuro Rey Fernando VII.

Breguet fue un relojero muy particular y adelantado a su tiempo, Francia se le quedó pequeña y la mitad de sus relojes los exportaba desde Paris al extranjero. Entre 1810 y 1812 el relojero diseñó el primer reloj de pulsera para Caroline Murat, hermana de Napoleón, pero no fue hasta 100 años más tarde, en el periodo entre las dos guerras mundiales, cuando se popularizó la moda de estos relojes. A principios del siglo XX se fabricaban principalmente relojes de bolsillo pero muy pocos modelos de muñeca.

Breguet está considerado el padre de la relojería moderna

Se considera a Abraham-Louis Breguet como el padre de la industria relojera, introdujo técnicas que dieron origen a la relojería moderna como los primeros modelos de carga automática (perpetuelle), equipados con masa oscilante y doble tambor, el primer sistema anti choqué (pare-chute), el calendario perpetuo, el gong para los relojes de repetición, el cronógrafo o el tourbillon, predecesor de los relojes de pulsera.

Breguet midió el tiempo en la Batalla de Waterloo

El pasado 18 de junio, se celebró el 200 aniversario de la batalla de Waterloo, una de las contiendas más importantes de la historia reciente. El ejército francés, comandado por Napoleón Bonaparte, se enfrentó a 30 kilómetros al sur de Bruselas a las tropas británicas y al ejército prusiano, que se unieron contra el Emperador de Francia.

Emmanuel Breguet, descendiente del fundador de Breguet y responsable actual de los archivos históricos de la marca, asegura que a pesar de todas las diferencias evidentes, los tres Mariscales de Campo tenían algo en común, Napoleón Bonaparte, Gebhard von Blücher, Príncipe de Wahlstatt y el Duque de Wellington portaban relojes de bolsillo Breguet durante la batalla de Waterloo. En los archivos de Breguet se conserva un documento de la época, en el que se describen los tres modelos, que cliente los compró y la fecha. Breguet era el fabricante más caro del momento, por lo que únicamente era accesible a un grupo muy reducido de individuos; a precios actuales sus relojes costarían alrededor de los 100.000 euros.

Abraham-Louis Breguet contaba con 40 artesanos y para fabricar un reloj tardaba más de doce meses, para piezas personalizadas como el reloj de pulsera para la hermana de Napoleón I, incluso dos años. En 1786, Abraham Louis Breguet comenzó a ornamentar con una técnica decorativa de grabado llamada guilloché las esferas de oro y plata, tradición que se mantiene intacta en la actualidad. Los relojes Breguet pronto adquirieron una gran fama mundial, y con ella llegaron las falsificaciones, por lo tanto en 1795 se comenzó a marcar las esferas de los relojes con una firma secreta.

La relación entre Breguet y Napoleón

Antes de su coronación la relación entre Napoleón y Abraham-Louis Breguet era muy buena, el futuro emperador y sus hermanos habían comprado diversas creaciones del relojero suizo. Pero en los últimos años del Imperio, la situación se deterioró. Los problemas empezaron cuando Breguet, que había ganado rápidamente popularidad en el Reino Unido y en Rusia, ya no podía exportar sus relojes, porque Napoleón había declarado la guerra a ambos países.

Para eludir la prohibición de exportación, Breguet fundó una filial en San Petersburgo, pero en el año 1811 se prohibieron completamente los productos franceses en Rusia, por lo tanto el acceso tanto al mercado británico como al ruso le quedó vetado. Para un hombre de negocios como Breguet supuso un duro golpe pasar de producir alrededor de 200 relojes anuales a comienzos del siglo XIX, a fabricar la mitad.

Charles-Maurice de Talleyrand, ex ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón, parece ser que ayudó a Breguet a llevar sus creaciones al extranjero. A Talleyrand y Breguet les unió a lo largo de toda la vida una buena amistad y muchos de los conocidos del ex ministro también fueron clientes del exclusivo relojero. Prueba de ello fue el hecho de que en los años 1814 y 1815, durante la celebración del Congreso de Viena, encuentro internacional celebrado en la ciudad austriaca para restablecer las fronteras europeas tras la derrota de Napoleón I, casi todos los delegados llevaban relojes de la marca Breguet.

Breguet se mantuvo como negocio familiar hasta 1870, posteriormente cambio repetidas veces de propietario, hasta que en 1999 el fallecido Nicolas G. Hayek compró la marca y la integró en el Grupo Swatch. En los años siguientes de la entrada de Breguet al conglomerado suizo Swatch, se elevó la producción de relojes de 4.000 a 22.000 unidades.

En la actualidad Breguet tiene su sede en el Valle del Joux (Suiza) y ejecuta una política muy activa en el campo del mecenazgo cultural, patrocinando proyectos que incluyen entre otros, la financiación de la restauración completa del Petit Trianon y el Pavillon Français Domaine de Marie Antonieta en Versalles, con el apoyo del Louvre es patrocinador principal en la restauración de los espacios del siglo XVIII dedicados a objetos de arte del Museo, la financiación de la sala dedicada a la aviación naval en el Musée National de la Marine en París, o el patrocinio del salón Doré en el Museo de Bellas Artes de San Francisco.

«El tiempo sólo existe en nuestro reloj de pulsera»
Albert Einstein



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