No ha existido en la política de nuestro tiempo una figura más popular, admirada y respetada que Nelson Mandela, el carismático líder de la lucha contra el apartheid, primer presidente negro de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz. Perteneciente al clan Madiba de la etnia xhosa, Rolihlahla Mandela fue uno de los 13 hijos tenidos con sus cuatro esposas por Gadla, un consejero de la casa real Thembu. Gadla ejerció de jefe local en Mvezo antes de ser destituido por el gobierno de la Unión Sudafricana, tras lo cual se trasladó con su familia a una aldea cercana, donde murió a los 48 años.
Huérfano desde los nueve años, el joven Rolihlahla quedó al cuidado del regente de los Thembu, un aristócrata cultivado que le financió la escuela. Su profesora, una misionera británica, le puso el nombre anglófono de Nelson. En 1939, tras completar la instrucción escolar, Mandela marchó para titularse en Derecho en el Fort Hare University College en El Cabo, una institución académica reservada a estudiantes no blancos. Abogado desde 1942, dos años después ingresó en el Congreso Nacional Africano, un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos.
Encarcelado durante veintisiete años, el presidente De Klerk, abrumado ante lo que se había convertido en un clamor mundial, ordena su liberación, convirtiéndole en su principal interlocutor para negociar un complicado pero finalmente exitoso proceso hacia la democracia, desde el sistema segregacionista blanco hasta la democracia multirracial. A pesar del rencor acumulado tras años de represión y violencia, Mandela nunca se cansó de invocar la paz y a la reconciliación entre sudafricanos.
Durante sus cinco años de mandato presidencial (1994-1999), Mandela, con su extraordinario carisma, su rechazo a las medidas radicales y su elevado sentido de la responsabilidad, fijó los pilares políticos y económicos de la nueva Sudáfrica, y medió en los conflictos del continente, pero dejó sin resolver graves déficits sociales. Tras jubilarse de la política y pese a su avanzada edad, el mitificado dirigente, llamado Madiba por sus paisanos, continuó activo en una serie de causas humanitarias hasta que su paulatino apagamiento físico le apartó de la vida pública, aunque no de los pensamientos y los corazones de su agradecido pueblo.
“Mi gente decía que yo era un cobarde por tender la mano a los afrikaner. Pero yo sabía que tenía razón, que era el camino hacia la paz... Han visto los resultados. Vivimos en paz.”
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar.”
“La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré para toda la eternidad.
”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver