Le Petit Palais Loff.it Un espacio único.

Así se decoró y estructuró Le Petit Palais para la celebración de nuestro cuarto aniversario.

La Fundación Pons, en la calle Serrano 138, es un lugar único. Lo es por sus espacios y alturas, por su fachada, por su aspecto elegante y discreto, entre lo clásico y lo moderno. Lo es por la respetuosa restauración que ha logrado convertirlo en una de las localizaciones más singulares de Madrid para todo tipo de acciones, eventos, encuentros, exposiciones, conferencias.

Su especial distribución y condiciones permitieron que por un día lo pudiéramos convertir además en un pequeño palacio, Le Petit Palais, para celebrar nuestro cuarto aniversario.

Bajo la balconada una solemne entrada entre dos recoletos jardines abría sus puertas al hall donde Heineken y refrescos La Gloria nos daba la bienvenida apaciguando la sed y una montaña de generosas cajas negras con un lazo naranja y etiquetas del evento como el sueño de toda navidad. Junto al hall, la sala de conferencias y exposiciones convertida por obra y arte de nuestro decorador de cabecera, Pedro Ros, en un ambiente ecléctico de salón decorado con cuadros de dinastías chinas, algunos con más de 200 años de antigüedad, importados por V Dinastía; un gran sofá de Pedro Ros de dos cuerpos ofrecía descanso en torno a una cama balinesa convertida en mesa para las tablas de quesos, frutos secos, jamón ibérico y delicias de Cristina Oria a modo de entrantes. Presidiendo la sala el más grande cuadro de dinastías chinas atraía a los invitados hacia una cómoda china policromada con más de 150 años de antigüedad en la que se podía apreciar y disfrutar el órgano completo de perfumes de Byredo.

En la terraza exterior el Ford Vignale lucía majestuoso a la vista de todos, para apreciarlo maravillados en su gran tamaño, en la elegancia y majestuosidad de sus líneas, el lujo de todos sus detalles, del cuero, de su panel central, del espacio interior. Un lugar de encuentro y refresco para todos en torno a una obra de arte de la ingeniería, la belleza de unas líneas, de los materiales, del color de un vehículo excepcional, el Ford Vignale. La distribución de esta planta estaba decorada con elegancia por grandes imágenes de los detalles más espectaculares del Ford Vignale.

En la segunda planta, el recibimiento de una copa del mejor rioja, Marqués de Murrieta, o de un refrescante y excepcional albariño, Pazo Barrantes, que recreó la bodega y el apetecible rincón en el que se atesoran los vinos para compartir con la gente a la que uno más aprecia y quiere, el espacio de Marqués de Murrieta se convirtió en el eje de ires y venires, al paladar del mejor vino, la puerta a los platos calientes, a los rollitos de roastbeef con salsas a elegir del comedor, con una gran mesa central de 3,5 metros de largo y un espectacular mantel preparado a medida por el equipo de Pedro Ros con la decoración detallada, práctica y minuciosa del catering de Cristina Oria.

Junto al comedor, el tocador, el espacio decorado por Diptyque París en el que se podía probar y apreciar todos los productos de la casa parisina, todos sus perfumes, cosméticos y  velas, como la que nos ofreció el aroma del evento, cítricos a juego con el naranja con las velas Diptyque Oyedo. Un tocador espectacular con los muebles y los objetos decorativos que la casa produce en exclusiva para mostrar el precioso trabajo con el que nacen cada uno de sus productos.

La tercera planta, acogedora y espectacular gracias a la decoración de la Fundación Pons y a la rehabilitación realizada por esta en la que han dejado a la vista un increíble techo de vigas de madera, tan atractivo como cálido, tan acogedor como propio, nos permitió disfrutar del mejor ambiente para la coctelería de Varma, la gran mesa central y un cómodo saloncito donde el ilustrador Dani Wilde hacía retratos al vuelo de algunos de los invitados a Le Petit Palais, junto a la degustación de los habanos Montecristo.

Un edificio, un gran caserón, tres alturas, una terraza y dos pequeñas zonas de césped, singulares, únicos, los de la Fundación Pons, que durante una sola noche nos permitieron recrear y disfrutar de un estilo de vida completo, más allá del lujo, cerca de aquellas cosas que nos apasionan, un pequeño palacio de grandes experiencias.


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