Hospes Palacio de San Esteban, una noche con siglos de historia.

El último cinco estrellas de Salamanca permite revivir la historia de España a un paso del centro urbano y desde un remanso de paz.

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Algunos necesitan escaparse a un monasterio y vivir con los monjes durante una semana para encontrar la paz de espíritu que necesitan. Sin embargo, no es necesario llegar a la clausura para poder alcanzar ese estado zen que da la relajación de los muros de un convento. De hecho, se puede dar con él a apenas cinco minutos andando de la Plaza Mayor de Salamanca. Solo es necesario hospedarse en el Palacio de San Esteban, el último cinco estrellas que ha abierto sus puertas en la ciudad castellano-leonesa.

La perfecta conservación y rehabilitación del casco histórico de Salamanca permite que sean muchos los edificios que, al pasear junto a ellos, nos permitan sentirnos como si aún estuviéramos en el siglo XVI. Es el caso también del palacio en el que se ubica el hotel, parte del antiguo convento dominico de San Esteban, levantado en un principio a mediados del siglo XIII y luego sustituido, en 1624, por el actual, por iniciativa del cardenal Fray Juan Álvarez de Toledo.

La fachada de la iglesia de San Esteban es una de las más fotografiadas en la ciudad. El hotel ocupa uno de los edificios del complejo, con muchas de sus habitaciones en un ala que da a un atrio privado que ni siquiera las visitas a la parroquia pueden observar. Despertar allí, abrir la ventana (conservada al estilo conventual, con grueso marco de madera) y ver el claustro románico en calma, con un jardín cuidado, su reloj de sol y las torres de la Catedral y la propia iglesia, es todo un momento de plenitud y relajación. Es como viajar en el tiempo, la pasarela a un plano de relajación único.

Hospes es la cadena hotelera que se ha encargado de la reapertura del hotel desde hace pocos meses. La firma, que destaca por el mimo con el que cuida el interiorismo de cada uno de sus establecimientos, ha apostado en Salamanca por mantener el espíritu renacentista, casi asceta, del convento. Es por ello que no hay demasiados detalles contemporáneos, los suficientes, como pequeñas pinceladas de buen gusto que no quieren ‘molestar’ a estancias amplias, en las que los techos de artesonado y vigas gruesas de madera obligan a detenerse y admirarlos.

Fue aquí donde Colón se alojó para defender su proyecto de viaje a las Indias, también centro de reposo para las grandes mentes que acudían a Salamanca, como Francisco de Vitoria. Y la conservación del mismo es tal que casi te los puedes imaginar allí. Especialmente en las salas separadas del hotel, dentro del propio convento, destinadas a congresos y reuniones. Una de ellas, la Sala Capitular es historia de España en directo.

Compuesto por 48 habitaciones y tres suites, distribuidas en cuatro plantas, cuenta, además, con un restaurante de altura. Bautizado El Monje, se ha especializado en unir las recetas tradicionales castellanas con las técnicas y presentaciones de vanguardia. Así, en un salón que se corresponde con las antiguas cocinas y despensas del convento, es posible disfrutar con todo tipo de exquisiteces locales, así como la mejor pastelería local en sus desayunos, gracias a un acuerdo del hotel con un obrador salmantino.

Con un precio que parte de los 96 € (tarifa especial en la web de Hospes, la habitación tiene un precio real de partida de 120 €), la experiencia es de las que no se olvidan.

Localización

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