La Toscana del norte.

Prendas cómodas y versátiles, de telas naturales, tacto sedoso y colores intensos.

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Carlota enciende el motor de su Citroën, todas sonríen. Comienza su aventura hacia el norte: Elciego, La Guardia, Samaniego… En 4 horas estarán rodeadas de impresionantes viñedos, platos para repetir y verdes intensos que, al menos durante cinco días, les permitirán dejar atrás las paradas de metro, las carreras-café-en-mano y las condescencias fingidas.

Sofía se había despertado antes de que sonara el despertador, estaba ansiosa, no podía esperar. Se puso su vestido de lino color gris, cómodo, fresco, muy-suyo, y coloreó sus mejillas con blush rosado. Un poco de brillo nacarado sobre los labios y lista.

Esther encendió el ordenador mientras la cafetera echaba humo e impregnaba la casa de ese olor tan mañanero. Sí, definitivamente necesitaba esas vacaciones. Ojeó por última vez en  los próximos días su correo maligno y actualizó sus redes sociales. El trench rojo, no podía olvidarse de él. Hasta la vista mini-casa. Y echó el cerrojo.

Mientras, Carlota, con su vaquero infalible y su blusa estampada preferida, ponía a punto el dichoso GPS. Primera parada: la bodega Marqués de Riscal firmada por Frank Gehry, una auténtica obra de buen gusto. De allí, camino al Palacio de Samaniego a dejar las maletas y relajarse con una copita de Ostatu al aire libre.

Las tres habían optado por un look muy Aspesi para su aventura norteña. Prendas cómodas y versátiles, de telas naturales, tacto sedoso y colores intensos en amarillo, azul klein o coral. La firma italiana las invitaba así a su particular paseo por la Toscana española. Divina desconexión.

Aspesi en Madrid, C/ Jorge Juan, 5.

Vestir

Un escaparate lleno de prendas que nos gustan a rabiar. También, avance de los diseños que vendrán, sólo vistos, de momento, en pasarelas, catálogos y showrooms.

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