Entre el arte barroco y la tradición religiosa.

Ya está aquí. Bueno, casi. Entre remolinos otoñales de hojas rojizas y tibios rayos de sol que apenas calientan ya, el invierno comienza a asomarse tímidamente para anunciarnos su llegada y la de su inseparable compañera, la Navidad. Es momento desempolvar tradiciones, recuperar los adornos de otros años y empezar a preparar nuestro belén.

El origen de la tradición belenística occidental se remonta al s. XIII, alcanzando su máximo esplendor durante el XVIII italiano cuando los artesanos de Nápoles convirtieron esta bella costumbre religiosa en auténtico arte: grandiosos escenarios donde, mezclando lo cortesano y lo religioso, lo sofisticado y lo popular, se representaba el nacimiento de Jesús. Así, el Belén Napolitano ha pasado a ser uno de los ejemplos más significativos del arte barroco gracias a sus delicadas figuras ataviadas con ricas vestimentas bordadas a mano y a sus acabados perfectos cargados de detalles.

A partir del 1 de diciembre, madrileños y visitantes vamos a disfrutar de uno de los ejemplos más hermosos y representativos del barroco escultórico del s. XVIII, el Belén Napolitano de la familia García de Castro que se alojará en las salas del CentroCentro Cibeles de Madrid. Casi seiscientas piezas –de las que unas trescientas cincuenta son humanas– forman una espectacular escenografía en la que destacan la riqueza de los atuendos, el exotismo de los cortejos o el marcado carácter popular de las escenas de taberna o de mercado. Entre sus figuras más valiosas se encuentran algunas que pertenecieron al belén personal de Carlos III y la de un ciego desnudo obra del célebre escultor Giuseppe Sanmartino.

Esta monumental muestra artística diseñada por Jesús Moreno está patrocinada por Ansorena, la prestigiosa Casa de Joyería y Arte que, una vez finalizada la exposición, subastará el Belén Napolitano con un precio estimado de salida entre el millón y medio y los dos millones y medio de euros.

Ansorena