Diego de Olmedilla, creador del Método Thinking: ¿Cuántas calorías cuesta la felicidad?

Olmedilla nos muestra en su método thinking cómo la comida puede llegar a ser una adicción de la que puedes desintoxicarte liberándote de la carga física y mental que te oprime y te hace infeliz.

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«Mi recuerdo más preciado fue en una boda. Tendría 10 años. Vi a una niña de mi misma edad, aproximadamente. Era morena, de ojos grandes y oscuros. Había algo en ella que hacía que no pudiera parar de mirarla. Parecía que estuviera ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Ajena a mí. Acercarme a ella y hablarla no era una opción para un niño de 10 años tímido y regordete como yo. Cuando empezó la música, se acercó a mí y me dijo: ‘llevas toda la noche mirándome y no te has atrevido a hablarme. ¿Qué os pasa a los de Madrid, es que no vas a sacarme a bailar?’. Me fallaron las piernas, la emoción se merendó mis palabras. Finalmente, tartamudeando, logré balbucir cualquier incongruencia y empezamos a bailar. No paramos hasta que, ya tarde, me llevaron a casa. Estuve toda la noche despierto, con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en ella».

Si viajamos por el pasado, encontraríamos a un Diego de Olmedilla al que le encantaba inventar historias, cantar y jugar al aro, al tenis, a las canicas o al baloncesto. Ha pasado el tiempo y las cosas han cambiado, pero Olmedilla asegura que lo que se ha traído de esos años es la ilusión que siempre le ha acompañado: «Ese niño sigue siendo parte de mi vida. Pero probablemente, en mi trabajo, esa inocencia y despreocupación de la que hace gala un niño, han desaparecido».

«Esa pasión que tenía de pequeño ha ido derivando de un proyecto a otro»

«Esa pasión que tenía de pequeño ha ido derivando de un proyecto a otro. Es curioso ver que, aunque los proyectos sean distintos, la pasión por llevarlos a cabo es la misma», explica el creador del Método Thinking, que es mucho más que una dieta. Se trata de una propuesta revolucionaria que integra la medicina, la psicología, el ejercicio físico, el coaching, el mindfulness, las terapias de grupo y una alimentación natural: «En mi cabeza conviven pájaros, el compromiso y Dios. Sueño mucho despierto y configuro mundos a mi medida. Son mi principal fuente de inspiración aunque lo cierto es que ésta me pilla casi siempre por sorpresa».

Olmedilla, que cursó Business Administration
en UNC, Estados Unidos, y Psicoterapia
Gestalt en IPG, Madrid, llegó a pesar más de
 140 kilos: «No había manera de que
funcionase nada. Me decían que comiese menos, y yo me preguntaba que cómo se haría eso. Lo sabía todo sobre comida, ejercicios…
Pero no podía parar de comer. Por eso llegué a la conclusión de que era un adicto». El Método Thinking nació de su propia experiencia, y puede ser que uno de los momentos de su vida que más influyeron en este proyecto fue cuando él aún era un niño: «El día que una señora me llamó gordo en la calle sin venir a cuento. Aquello hizo que se removieran todas mis entrañas. A partir de ahí inicié un proceso de cambio que me llevó a perder 50 kilos».

«¿Te has parado a pensar que no tienes hambre física, sino hambre emocional?»

Tras probar un sinfín de dietas sin éxito, muchas veces se pierde la paciencia. Olmedilla pregunta: «¿Te has parado a pensar que no tienes hambre física, sino hambre emocional?». Según él, el ansia, el estrés, la euforia, la tristeza o el aburrimiento son los motivos reales que te empujan a comer de más: «Si el hambre no es el problema, la comida no es la solución». Su primer libro Adelgaza con el Método Thinking, escrito en 2013, ya va por su quinta edición, y se ha revelado como una poderosa herramienta para combatir la enfermedad del siglo XXI.

Ahora, en su segundo libro ¿Cuántas calorías cuesta la felicidad?, el autor repasa las claves del éxito de Thinking y de su know how, y muestra a través de casos reales cómo la comida puede llegar a ser una adicción de la que puedes desintoxicarte liberándote de la carga física y mental que te oprime y te hace infeliz: «Se trata de desintoxicarse, pero mientras un alcohólico no va a volver a probar el alcohol, la persona que tiene problemas de peso sí va a volver a tomar hidratos de carbono, así que el objetivo de Thinking es destruir el vínculo adictivo con ciertos alimentos para luego construir una buena relación».

«La belleza es ese momento en el que más tiempo quiero estar sin cambiar nada»

La felicidad y el estar a gusto, vivir intensamente, disfrutar de lo que el mundo te regala. Eso es lo que se persigue: «La belleza es ese momento en el que más tiempo quiero estar sin cambiar nada. Lo puede provocar casi cualquier cosa que despierte mi sensibilidad: una sonrisa, un paisaje, un animal, la música, una fragancia, la alegría, un abrazo, una oración… también las lágrimas… Todo lo que nos facilita la vida, lo útil, aunque su forma no sea bonita, también es bello de alguna manera«.

La comunidad de thinkers crece día a día replicando su historia personal de éxito: «Mi cambio fue tan espectacular que sentí que mi nuevo enfoque, diferente al resto de las dietas, podía a ayudar a la gente que padece esta enfermedad. Viendo claro el proyecto me puse manos a la obra y así nació el Método Thinking. Cada día, los thinkers me dan una lección de vida. Ellos son nuestra verdadera razón de ser. Son nuestra motivación y nuestra inspiración. Sus éxitos son los nuestros y sus tropiezos nos ayudan a mejorar e implementar el método«.

Son historias de cambio, de superación y de motivación. Sus protagonistas, con su bagaje y circunstancias personales, tienen algo en común: tomaron conciencia de la relación enfermiza que tenían con la comida y que les alejaba de ellos mismos y decidieron romper con esa conducta. Olmedilla nos cuenta sus progresos y retrocesos por la senda de la felicidad, paso a paso, kilo a kilo. Pero advierte, «no es un viaje inmediato, no hay píldoras mágicas, tratamientos instantáneos, atajos milagrosos. Si eliges el Método Thinking te adentrarás en un camino que no será fácil, pero sí será posible«.

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