Tiempo de pucheros.

Deliciosos, calentitos, cocinados a fuego lento, con esmero y delicadeza...

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Deliciosos, calentitos, cocinados a fuego lento, con esmero y delicadeza; platos que saben a lumbre, a hogar y a sosiego. El frío se queda fuera, con el paisaje nevado que los grandes ventanales nos dejan contemplar mientras, armados con una cuchara, nos debatimos entre una sopa de cebolla, unos garbanzos con callos o esas lentejas con bogavante tan apetecibles.

Judiones de la Granja con matanza ibérica, judías con canela y jabalí, verdinas con carabinero y perdiz, pochas con centolla, sopa de ajo con boletus o patatas con longerones (navajas)…, durante los meses de invierno “el puchero” se convierte en el rey absoluto de Madrigal y así, como a reyes, nos recibe Antonio el joven chef y propietario de este acogedor restaurante situado en plena sierra madrileña, para quien la tradición, la calidad de los ingredientes y un cierto toque vanguardista en la elaboración de cada plato son el alma de una cocina sabrosa y única. Entre la decoración minimalista y elegante de una estancia donde la protagonista es la luz destaca la bodega acristalada y climatizada que permite mantener los mejores vinos -más de ciento treinta D.O. –  en óptimas condiciones de conservación y temperatura. Además cuenta con una original “carta de panes” que hacen las delicias de los paladares más curiosos: tomate, chocolate, cebolla con eneldo…, y así hasta ocho variedades.

Potajes, cocidos, ollas, potes…, al amor de los pucheros ¿Existe una manera más exquisita de combatir el frío?

Madrigal

C/ Salvadiós, 34.
Colmenar Viejo. Madrid.

 

Saborear

Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.

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